martes, 21 de noviembre de 2017

Cine y Ópera. ¿Caballos que jalan en direcciones opuestas?

La ópera compite contra otra forma artística.

“La ópera es una forma artística compleja y desconcertante, ya que jala en muchas direcciones a la vez. Debe alcanzar un compromiso entre varias formas de expresión artística – música, teatro, espectáculo, diseño escénico, tal vez ballet – cada una con sus propias exigencias y disciplinas y con el deseo de imponer su supremacía. El balance entre las formas ha variado en períodos diferentes, pero siempre ha sido precario. Cuando la ópera se basa en una obra maestra de la literatura se multiplican las dificultades. La música puede iluminar el texto, pero también puede obscurecerlo, distorsionarlo o amontonarlo fácilmente; un texto más rico, es un reto mayor para la música. Si esto es cierto en una canción o cantata, en una ópera, además del tamaño de la empresa, se incrementan las posibilidades de un fracaso por el hecho de que el ritmo de la música no sólo es diferente del de el teatro hablado; es de diferente índole”.

                                                           Essays on Opera
                                                           Winton Dean
                                                           OUP, New York, 1993, p. 219 
                                                           (La traducción es mía)

Winton Dean escribió lo anterior en el capítulo Otello de Verdi.

Desde su inicio, y hasta fechas recientes, la ópera se ha basado en otras formas artísticas: poesía pastoral poemas épicos, tragedias griegas, obras de teatro, algunas dramáticas y otras comedias y cuentos y novelas como The Great Gatsby, aunque en muchas ocasiones sólo en fragmentos de éstas, como el caso de Guerra y paz o Don Quijote de la Mancha.

Una gran diferencia entre la ópera y las otras formas literarias es el hecho de que en éstas el texto se desarrolla linealmente, en el sentido de que los personajes hablan uno después de otro, como la hace el narrador sea éste el autor o un personaje. En la ópera en muchas ocasiones los personajes hablan en ensambles de dos o más personajes, expresando frecuentemente no sólo diferentes estados de ánimo, sino también textos diferentes – en estos casos, la música reina sobre el texto sin duda alguna, siendo el sexteto “Riconosci in questo amplesso” de Le nozze di Figaro un ejemplo arquetípico.

El siglo pasado el cine, otra forma artística, sustituyó en gran medida a la ópera como espectáculo; esto se ha venido acentuando con la incorporación de elementos técnicos imposibles de incorporar al teatro hablado y a la ópera.

Desde el principio del cine, la música ha sido parte esencial de las películas. Es difícil imaginar Alexander Nevsky sin la música de Sergey Prokofiev, El Padrino sin la de Nino Rota, El bueno, el malo y el feo sin la de Ennio Morricone, o los films de Tim Burton sin la de Danny Elfman; la gran mayoría de las películas de suspenso o terror, perderían sus características sin la música.

La ópera, en particular, ha sido muchas veces parte esencial de algunas películas. Hay muchísimos ejemplos de esto. Algunos son Amadeus, Apocalypsis Now, Moonstruck y El Padrino (3ª parte). Antonio Gades llevó al cine una muy feliz adaptación de Carmen.

Lo que no ha sido común es que la ópera adapte una obra cinematográfica. No sé cuántas películas han sido tomadas por la ópera. La única que he visto es la recién transmitida por la Metropolitan Opera Company a 60 países con su producto LIVE HD, The Exterminating Angel del compositor británico Thomas Adès que es una adaptación de El Ángel exterminador de Luis Buñuel.




Creo que las transmisiones LIVE HD merecen por sí una discusión en cuanto usan tecnologías comunes con las de la cinematografía.

No creo estar en condiciones de hacer una crítica seria de la ópera de Adès, ya que estoy convencido que la ópera en vivo y la vista en una pantalla – usando, por añadidura, medios electrónicos para la transmisión del sonido – pero puede decir que en esta ocasión la música inclinó a su favor el conflicto con el cine.

Ojalá esta ópera genere estudios serios del encuentro de dos formas artísticas, una que ya cumplió 400 años y otra, más jovencita, poco más de 100.

Al final de la función recordé vívidamente el dicho del Doctor Samuel Johnson “La ópera es un espectáculo exótico e irracional”. ¿Será porque soy irracional y exótico?  

© Luis Gutiérrez R





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