lunes, 29 de junio de 2015

La felicidad es algo pasajero


Le nozze di Figaro en Mérida. Junio 23, 2015

 

Desde hace mucho tiempo estoy convencido que el infierno es un lugar en el que ni siquiera existe la esperanza de asistir a una función de Le nozze di Figaro. Quienes me conocen, saben que esta maravilla compuesta por Mozart es mi ópera favorita y la que más he estudiado en mi vida. No es una rareza, nunca lo ha sido; probablemente haya sido la primer ópera que puede considerarse parte del repertorio universal. Hoy día, toda casa de ópera que se respete no puede excluirla de su repertorio básico. Después de estrenarse en el Teatro Peón Contreras de Mérida, hará que muchos aficionados locales a la ópera yucatecos redefinan su infierno.

 

La producción de Horacio Almada movió la acción de la ópera del castillo de Aguasfrescas al París prerrevolucionario, lo que en mi opinión no agrega un ápice a la apreciación y entendimiento de esta maravilla; de hecho nos hace pensar que París y Sevilla se encuentran más cerca de lo que realmente están pues Bartolo dice que toda Sevilla lo conoce, y Cherubino salió a caballo a la capital de Andalucía, un camino bastante largo desde París. En mi humilde opinión la ópera es tan revolucionaria en París, o en Beirut para el caso, como en Sevilla. Por supuesto Almada no modifica la ópera por esto, sólo exige un cambio de estilo de la escenografía, diseñada por Mauricio Trápaga congruentemente con el concepto del productor, de un ambiente relajado y campestre a uno estirado y urbano. De hecho, el aludir a Watteau es apropiado dada la presencia de Cherubino en las habitaciones de la Condesa. Adriana Ruiz diseñó el vestuario, también congruentemente con el concepto, aunque choca ver a todos los personajes usando pelucas constantemente. Aunque las de los señores son más elaboradas, esto acerca las distancias sociales en una forma, en mi opinión, equivocada. El vestuario de Almaviva es más lujoso en la segunda mitad de la ópera que en la primera, aunque en ésta está muy alejado de las horas en que se desarrolla la acción, especialmente en el segundo acto en el que regresa de cazar al querer entrar en el departamento de la Condesa. Sí me chocaron los grandes lunares de los Almaviva y el traje de obispo con el que se viste Bartolo. El cuarto acto es siempre un reto al productor, pues debe estar iluminado de tal forma que el público pueda, a la vez, ver la acción, o al menos adivinarla, y “confundir” a Susanna y la Condesa. Esto último es muy difícil de lograr pues, además de los problemas de iluminación, bien resueltos por Gabriel Torresvargas quien la diseñó, las estructuras anatómicas de ambas cantantes deben ser más o menos similares para lograr cierta verosimilitud; esto no fue el caso en esta producción.


 
Finale acto 2
 

 
Finale acto 3
 
 
Finale acto 4
 

 
Acto 1
 
 
Non più andrai

 

L'ho perduta
 
 
 
Claudia Rodríguez interpretó una excelente Susanna, tanto vocal como actoralmente; el timbre plateado de su voz de soprano ligera, su musicalidad y su afinación impecable la hacen perfecta para el papel. En un momento del cuarto acto omitió una frase de texto más pudo rehacerse y continuar musicalmente. El gran momento del papel es el recitativo y aria “Giunse al fin il momento… Deh vieni non tardar”. Tiene que seducir cantando a quien la oiga, y logró seducir a todo el público.  



Figaro fue encarnado por el barítono Enrique Ángeles. Su interpretación vocalmente fue buena, también “se brincó” una frase después que Susanna lo hiciera, pero sin tener impacto en la integridad del “Pace, o pace mio dolce tesoro”; si hubiese mantenido la afinación todo el tiempo podría haber logrado una muy buena función, por otra parte su desempeño actoral no fue tan bueno, pues tendió a, ¿por instrucciones del director de escena?, ser más un tipo chistoso que amenazador para el Conde. Por cierto, durante “Se vuol ballare signor Contino” se dedicó a dar sablazos por aquí y por allá en vez de dar los pases de baile, específicamente la “capriola” que hará que Almaviva baile. Algunos podrían acusarme de literal en esto, pero lo cierto es que la música de danza es muy importante durante la ópera, como por ejemplo la contradanza que “deben” bailar las campesinas que se acercan a dar el velo a Susanna al final del tercer acto (siempre son sólo las dos que cantan “Amanti costanti” y no las seis, quienes se acercan a Susanna bailando una contradanza) y el fandango que Mozart toma prestado del ballet Don Juan de Gluck que bailan Figaro y Susanna (el fandango es típicamente español y considerado casi pornográfico por las cortes de toda Europa en el siglo XVIII, lo que apoya la ubicación española y campestre de la ópera; espero que algún día pueda ver esta escena como la planearon Da Ponte en sus indicaciones escénicas y Mozart con su música)

 

El Cherubino de Gabriela Thierry estuvo al nivel del de Susanna, es decir muy bueno. He oído recientemente mezzosopranos de primer nivel cantando este papel, y la interpretación de Gabriela no les fue a la zaga en sus dos arias, aunque creo haber oído un intento de sabotaje de la orquesta durante “Voi che sapete”. Su interpretación dramática fue buena también, ayudada en el segundo acto por algunos cortes de recitativo.

 

Josué Cerón ha sido desde hace tiempo uno de mis barítonos mexicanos jóvenes favoritos. Dicho eso puedo decir que oí cierta problemática en las notas altas durante el aria del Conde “Vedrò mentre io sospiro”. Creo que en un futuro hará un gran Figaro. Dramáticamente tiene una facilidad innata que lo ayuda a hacerlo muy bien, aunque su vestuario, peluca y maquillaje, especialmente los polvos de arroz y el lunar falso me irritaban continuamente. Por supuesto esta irritación es mi problema.

 

Quien no logró vocalmente lo que esperaba fue la Condesa de Irasema Terrazas. “Porgi amor” es un aria muy peligrosa pues exhibe despiadadamente a la soprano que no tiene forma de ocultar ningún defecto. Aunque siguió la línea melódica correctamente su dinámica no lo fue al cantar fortissimo, aunado a exhibir un vibrato molesto por excesivo, lo que volvió a repetir durante “Dove sono”, aunque menos notoriamente. Su actuación fue impecable y el perdón otorgado a Almaviva fue suficiente para que la felicidad pudiese asomase al foro del Peón Contreras, momentáneamente como lo es ella, ya que de ser permanente la vida sería un lugar horrorosamente aburrido.

 

Entre los papeles secundarios sobresalió la Barbarina de Ximena Rodríguez quien seguramente será una gran Susanna en un futuro cercano. Su “L’ho perduta” fue de lo mejor que he oído de la niña de 12 años. En cambio Linda Saldaña, Emilio Carsi, quien dobló a Bartolo y Antonio, y Miguel Mena que lo hizo con Basilio y Don Curzio pasaron desapercibidos, especialmente Carsi, quien no pudo con “La vendetta”.

 

El coro del Taller de Ópera de Yucatán dirigido por María Eugenia Guerrero tuvo una buena actuación durante sus breves intervenciones.

 

La Orquesta Sinfónica de Yucatán tuvo, en general, una buena interpretación aunque hubiese algunas desafinaciones aquí y allá. La dirección del maestro Juan  Carlos Lomónaco fue buena mostrando un buen control de la orquesta, aunque de repente se atrasasen o adelantasen los cantantes, lo que es característico de un director que dirige poca ópera y de una orquesta acostumbrada a estar sobre el escenario y no en el foso. Los tempi usados por el maestro Lomónaco estuvieron más bien del lado solemne y lento.

 

Pese a todas mis observaciones, puedo decir que la producción teatral y musical fue más o menos fiel al trabajo de Da Ponte y totalmente fiel a la música de Mozart. En resumen, estoy convencido de que asistí a una muy buena función de Le nozze di Figaro, lo que me sorprendió dada la poca tradición operística de Mérida. Mi crónica puede sonar como la de un pedante, que probablemente soy, pero la he escrito con la mayor honradez posible de principio a fin. Fue una muy buena función y ojalá pueda volver pronto esta ópera, pues no quiero perder la esperanza de ello.

 

© Luis Gutiérrez Ruvalcaba
 

 

 

sábado, 13 de junio de 2015

La caída


La traviata en Bellas Artes, 11 de junio de 2015.

La producción de Juliana Faesler y Clarissa Malheiro se caracterizó por una mediocridad conceptual y de ejecución. El primer acto ubica la casa parisina de Violetta a mediados del siglo XVIII dados el vestuario y el uso de pelucas –que disgustaban tanto a Verdi, que decidió ubicar la acción durante el siglo XVII (sabemos que el censor no permitió que se llevara a cabo en los 1850’s) antes del uso generalizado de las pelucas, habiendo prohibido su uso en carta de Piave a Brenna del 5 de febrero de 1853. Es claro que ni las directoras de escena (o sea las ponedoras) ni el “diseñador de vestuario” hicieron un trabajo profundo en cuanto al proceso de composición de la ópera por parte de Verdi. Entrecomillé el título de Mario Martín del Río, ya que su trabajo se limitó a buscar en las bodegas de Bellas Artes lo que él creyese adecuado para la obra. Debo decir que la búsqueda fue especialmente desafortunada. La primera escena del segundo transcurre entre tubos que simulan la casa campestre de Violetta y el vestuario es anacrónico pues Violetta continua usando vestido del siglo XVIII, Germont se viste como en el XIX y Alfredo como en el XX. En la segunda los miembros masculinos del coro usan trajes de etiqueta – ¿lo suyos? – y las mujeres se disfrazan como si trabajaran en lo que simula el burdel que regentea Flora. El tercer acto ejecutado en el pabellón de tuberculosos de un hospital del siglo XX es simplemente patético. Violetta en bata y los Germont en traje de levita “redondean”, casi, el diseño de vestuario. Lo original es el vestuario de un grupo de extras de ambos sexos de los cuales, la mitad está vestido con un traje de meseros muy “mono” y la otra con una falda de tule de bailarina de ballet y levita. Esto sí fue un gancho a mi hígado. Al subir el telón del tercer acto, aparecen los extras en el proscenio dando espaldas al público y caminando hacia el fondo del escenario van colocando camelias, ¡qué bonito!

 
© Ana Loudes Herrera
Las directoras de escena y el director de vestuario nos llevaron por un viaje cultural que simplemente llegó a una zanja para hundirse estrepitosamente.
 

La escenografía, diseñada por Erika Gómez fue paupérrima. La iluminación de Juliana Faesler se concentró en cambios de colores sin que agregaran algo al drama. En descargo del “equipo creativo” habrá que decir que el presupuesto para esta producción fue minúsculo, indigno de lo que el INBA debería proporcionar. Por cierto, ¿qué hace la omnipresente Bertha Coutiño a la que en todas las presentaciones de la Ópera de Bellas Artes se acredita como “productora ejecutiva?

 
© Ana Loudes Herrera

 
 
Es cierto que para asistir a la ópera hay que suspender la incredibilidad, pero no tanto. Violetta muere después de haber cantado de pie todo el tercer acto. Me hao dos preguntas, ¿por qué no usó las muletas que estaban junto a su cama de hospital?, ¿murió de tuberculosis o de cansancio? Otro toque “creativo” es el hecho de que Germont va a visitar a Violetta durante el segundo acto, acompañado por su hija, quien se encuentra con Violetta, a quien dedica una mirada de reprobación al acercarse ambas a cada lado del lecho que comparten los amantes.
 

Debo decir que durante los intermedios algunos amigos me comentaron que la producción había mejorado después del estreno.
 

El punto crucial de la ópera, colocado casi en la mitad de la misma, es la exclamación “Amami Alfredo, amami quant’io t’amo… Addio”, quien lo hace sin pasión y fuerza no es una buena Violetta, independientemente como cante el resto del papel. El caso es que Marcela Chacón lo hizo sin pasión ni fuerza. Su mejor parte fue el cantabile del aria del primer acto, “È strano…Ah, fors’è lui” en el que superó un intento de sabotaje de los cornos. Al final de la cabaletta, las directoras de escena me sorprendieron al hacer aparecer a Alfredo quien abraza a su amada cuando ésta termina, no muy bien que digamos, el primer acto.


Alfredo Chacón (sin relación con Marcela) actuó y cantó un buen Alfredo, aunque debo decir que su voz no acaba de gustarme del todo, pues la oigo algo estrangulada y metálica durante los recitativos; por cierto, debo confesar que la voz de los tenores es la que menos aprecio en una ópera.
 

© Ana Loudes Herrera
 
 
Jesús Suaste fue un notable Germont. 
 

La mayoría de los cantantes que ejecutaron los papeles secundarios debutaron en Bellas Artes y son miembros del Estudio de Ópera de Bellas Artes. Hicieron un trabajo más que meritorio, aunque durante el primer acto tuvieron una tendencia a cantar fortissimo.
 

Esta vez no me gustó la dirección de Srba Dinic dado que no logró que la Orquesta del Teatro de Bellas Artes lograse la transparencia casi como de un velo muy ligero que requieren los preludios de los actos I y III; de hecho en el primero, un violín entró antes de tiempo en una forma muy notoria. Por otra parte, en la introducción orquestal del “Amami Alfredo” ahogó el recitativo de Violetta. El Coro del Teatro de Bellas Artes, dirigido esta vez por Jorge Alejandro Suárez, miembro del antedicho coro, tuvo una actuación satisfactoria a secas. Es probable que el vestuario haya influenciado en la calidad de su trabajo.


Toda esta ópera gira no sólo en torno a su protagonista, sino sobre el eje que forma el torrente de pasión y fuerza que es el “Amami Alfredo”, si este grito no me conmueve puedo afirmar que en el mejor de los casos fue musicalmente una función mediocre. Il resto nol dico!


 
© Luis Gutiérrez Ruvalcaba

viernes, 5 de junio de 2015

La commedia mutò in tragedia


La tragedia de las tres – ¿o cuatro? – pantallas


Deseo recordar dentro de uno o dos años lo que sucedió estos días, porque creo que es importante y tiene un gran significado en la vida política del país. La memoria es flaca, la información publicada en los medios sociales es efímera por naturaleza y, muy frecuentemente, escrita o leída con una fuerte carga pasional.
 

El fin de semana pasado, es decir 30 y 31 de mayo de 2015, sucedió un escándalo de gran magnitud en mi percepción de la realidad de este país en el que mi esposa y yo vivimos, mis hijas vivirán más tiempo y mis nietos aún más. Puedo afirmar que si el país permanece en el estado actual, me dolerá mucho el dejar a mis descendientes un país tan retrasado.
 

Mi crisis de credibilidad en la transparencia del sistema empezó con la publicación de lo que parecía un escándalo referente a los ingresos del director artístico de la Ópera de Bellas Artes, el tenor Ramón Vargas.  
 

La versión de internet del periódico El Universal.mx en su sección Cultura, publicó el 30 de mayo a las 02:26 el artículo firmado por la periodista Alida Pinón, bajo el título: “Tenor Ramón Vargas gana más que el Presidente”.
 

En el artículo se dice, esencialmente:
 

El salario del tenor Ramón Vargas como Director Artístico de la Ópera de Bellas Artes, aumentó en 2,178% en 2015, es decir, de $704,550 que cobró en un periodo de 10 meses (70,455 mensuales), ahora por 9 meses de trabajo recibirá $14’450,000 lo que se traduce en $1’605,555 mensuales (53,500 diarios).


La contraprestación por la que el señor Vargas tiene este ingreso es [realizar] “servicios de director artístico de la Ópera de Bellas Artes, coadyuvando en el diseño de la programación de actividades en las que participarán los grupos artísticos que forman la Compañía Nacional de Ópera”. Esta descripción de puesto es un poema, que discutiré en una futura elucubración.
 

Menciona que el contrato, establecido con la Subdirección General de Bellas Artes [más de lo que elucubrar  en su momento], será en dólares, a un tipo de cambio de $17 pesos/dólar. En total el cantante (sic) recibirá 850,000 dólares en 2015.
 

Se menciona que el tipo de cambio máximo fue $15.92 en marzo según Banco de México y que el año pasado [2014] también fue remunerado en dólares con un tipo de cambio de $13.42
 

Agrega que, por ley, el Presidente de la República no puede ganar más de $199,993 mensuales [brutos] y que el ingreso neto fue $120,000 mensuales.  
 

En el siguiente link se encuentra el artículo extractado arriba.
 
 
 
Como era de esperarse, las redes sociales, específicamente Facebook (FB), se dispararon con lo que parecía un escándalo jugoso.
 
La primera entrada en el portal de Pro Opera Joven en FB subió el artículo de El Universal precedido de la frase “Mientras el presupuesto a la cultura sufre en este país, Ramón Vargas, director de la ópera de bellas artes, recibió un aumento superior al 2mil por ciento en su sueldo, según esta nota de Alida Piñón. Funcionarios millonarios de instituciones empobrecidas. ¿Qué les parece lo que gana?”
 
 
Al llegar a casa, habiendo leído el artículo y visto la Pantalla del Portal de Transparencia que fue la fuente del artículo.
 
 
Publiqué en FB
 
“La información que nos proporcionó Alida Piñón acerca de lo mostrado por el portal del INBA en lo referente a los ingresos de Ramón Vargas, no puede calificarse de otra forma que escandalosa. Veámoslo con cuidado:
 
a) supongamos que la información fuente es correcta:
 
aunque se menciona que el sueldo mensual del presidente no puede exceder los 200,000 (perdonen el redondeo), sabemos que no es el único ingreso presupuestal [que percibe], pues existen conceptos como aguinaldo, prima vacacional, bonos de actuación, etc., etc., en todo caso estoy seguro que los ingresos legítimos del puesto no pueden rebasar la honesta medianía que Benito Juárez predicaba, es decir el doble del nominal (por decir una proporción que a muchos parecerá escandalosa), llevando los ingresos totales anuales a unos 5'000,000 de pesos. El tipo de cambio promedio al mayoreo (supongo que las necesidades del gobierno de la república le permiten usar éste y no la tasa de ventanilla), ha sido de 15.10 pesos/dólar en los primeros 151 días del año. Es decir, para llegar a un tipo de cambio promedio anual de 17 pesos/dólar habría que esperar que la tasa promedio de los próximos siete meses fuese de unos 18.35 pesos/dólar, lo cual es escandaloso, dadas las declaraciones de los jerarcas financieros del gobierno y, por cierto, de lo establecido en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2015, cuyo valor no recuerdo, pero que debe ser más cerca a los 15 que a los 17 pesos/dólar. Todo esto es para llegar a la conclusión de que el ingreso anual legítimo del presidente de la república es de alrededor de unos 333,000 dólares anuales.
 
Por otro lado, es sabido que los sueldos de ejecutivos muy bien pagados en el sector privado pueden llegar en ocasiones al millón de dólares al año, aunque a decir verdad no hay muchos ejecutivos que tengan un ingreso de este nivel.
 
Un ingreso de 850,000 dólares por nueve meses es equivalente a 1.1 millones de morlacos al año. Es decir, más o menos el triple de lo que gana el presidente, o algo similar a lo que ganan los ejecutivos mejor pagados de México, o el equivalente a 2/3 de lo que gana el Director Ejecutivo del MET.
 
Desde todo punto de vista esto es un escándalo, especialmente si lo contrastamos con lo que vemos en OBA. Dejo a los comentaristas su trabajo a este respecto, en este caso no soy más que alguien que sabe aritmética elemental y que actúa como cuentachiles.
 
b) supongamos que la información fuente NO es correcta;
 
ESO SÍ ES UN ESCÁNDALO DE PROPORCIONES INIMAGINABLES, pues pulveriza cualquier rastro de confianza que aún nos quedase a los mexicanos en lo referente al manejo de los egresos del gobierno; cada uno de nosotros sabe, o por lo menos se imagina, lo que paga por impuestos diariamente.
 
Sin embargo, algo no cuadraba y logré entrar al Portal de Transparencia en el que me encontré una sorpresa.
 
Salvo el monto del contrato en dólares, $50.000,00, el tipo de cambio de referencia, $14,00 y el monto en pesos, $700.000,00, la información es la misma pantalla, pero la diferencia de los números y las implicaciones que se derivan de ellos son inmensas. Lo que no cambiaba eran la fecha de actualización (20-5-2015), el número de contrato y su objeto, así como la grafía de los números intercambiando comas y puntos con respecto a como lo hacemos en México, por ejemplo: 1,000.00 o 14.00 (normal en México) a diferencia 1.000,00 o 14,00 (normal en algunos otros países hispanoparlantes)  
De inmediato publiqué en FB, adjuntando la segunda “versión” de la pantalla del Portal de Transparencia del INBA.
 
“Más acerca del escándalo:
 
Ya ha circulado, yo ya lo hice, una supuesta información del costo del contrato entre Ramón Vargas y la Subdirección General de Bellas Artes. En la versión que ya analicé, se habla de un monto del contrato en dólares de 850.000,00, un tipo de cambio de referencia de 17,00 pesos/dólar  y un monto en pesos de 14.450.000,00.
 
Pero ahí no acaba esto, pude entrar en al portal de transparencia y aparece el mismo contrato, con las mismas fechas, procedimiento, objeto, número de contrato y fecha de actualización y aparecen otras cantidades: monto del contrato en dólares 50.000,00, tipo de cambio de referencia 14,00 y un monto en pesos de 700.000,00. La diferencia es de más de 20 veces entre las pantallas, lo que ciertamente otro escándalo.
 
Pregunto: ¿qué es lo cierto?, ¿quién y por qué quiere perjudicar la imagen de Ramón Vargas?, ¿cuál de las dos informaciones es la real?; otras preguntas muy importantes son: ¿quién falsificó la información?, ¿por qué?
 
Voy a tratar de dormir, me encantaría que al despertar se supiese algo sobre este culebrón. Por cierto, estoy tentado a aceptar los 50,000 dólares como la cifra verdadera, la otra es ridícula”.
 
Y no acabó ahí el asunto, el domingo 31 El Universal.mx publica otro artículo bajo el título “INBA modifica datos sobre salario de Ramón Vargas”
 
El artículo apareció en FB el domingo 31 precedido de la frase: “Que dice el INBA que hubo "error humano" en los datos proporcionados por ellos en el portal de transparencia sobre el salario de Ramón Vargas como director de la Ópera de Bellas Artes. ¿Un error de dedo en el monto, en la moneda y en el tipo de cambio pero no en el número de contrato, fechas y conceptos? la nota de Alida Piñón, creo, alumbró la punta de un iceberg sumergido en algo más que agua...”
 
Escribo:
 
““The plot thickens”  o sea, a diferencia del final del acto II de Un ballo in maschera, ‘la commedia mutò in tragedia’. 
 
Después de haber tenido que tomar doble dosis de somníferos para conciliar el sueño tras de las informaciones contradictorias discutidas ayer en este foro, que el director de Comunicación Social del INBA, Roberto Perea, informó que “la modificación de los montos se debió a un “error humano”.
 
La información “correcta” es la segunda, es decir la de 50.000.00 dólares por 9 meses de trabajo, que anualizados son 66,666.67 dólares. Esta cifra es el 5% de la publicada en el Portal la primera vez, y equivale no al triple del ingreso del presidente sino el 20%.
 
Sé que habrá muchos que seguirán estimando que el ingreso de Ramón Vargas es excesivo, o que no lo merece, o que no es jurídicamente quien debe tomar decisiones en OBA, o que habría que agregar los honorarios que pueda tener como cantante al “auto-programarse” sin cumplir con la “normatividad”, etc., etc.; eso es harina de otro costal y motivo de otras discusiones.
 
Es risible que el señor Roberto Perea insista que “Fue un error de la gente que sube la información, pero se va a hacer la corrección”. Esta frase dispara dos preguntas en mi cerebro: ¿decir gente implica a más de una persona? y ¿se va a hacer la corrección? Al no haber identificado al culpable o haberlo hecho un sustantivo colectivo, ¿se quiere diluir la responsabilidad y que, como siempre, no se castigue a nadie? En mi opinión este “error humano” merece ser castigado. La segunda parte, ¿por qué “se va a hacer la corrección”, si ya se hizo? Ignorancia supina o pantalla de humo. Las dos pantallas del portal tienen una información muy clara, y preocupante, en lo referente a la fecha de actualización, ¡ambas corresponden al 20 de mayo de 2015! Esto es mala fe o una idiotez flagrante al preparar el informe de comunicación.
 
En mi opinión, el “error humano” nació en otro nivel jerárquico de la estructura burocrática del gobierno. ¿Será que quienes diseñaron la estructura jerárquica de la Ópera de Bellas Artes, llegaron a la conclusión que el proyecto no funcionó como lo pensaban? Tengo entendido que quienes lo hicieron fueron el Presidente de CONACULTA, la Directora del INBA, y sospecho que el Subdirector General del INBA, cuya unidad administrativa ha celebrado los contratos anuales con Ramón Vargas. ¿Por qué simplemente no dicen, mira Ramón no nos salió, que tal si lo dejamos ahí?
 
Yo ya he dicho personalmente a Ramón Vargas que si no le dan recursos termine el experimento. Ahora agrego, y si tengo la oportunidad se lo diré: Deja a estos monos cuyo interés es seguir mamando del presupuesto, te quieren perjudicar en forma que no mereces.
 
Tengo otra sugerencia. Ante la falta de credibilidad que se ganó el INBA a pulso, la Auditoría Fiscal de la Federación, debe hacer un análisis de los más de 30,000’000,000.00 de pesos que se han manejado estos últimos tiempos en el sector Cultura.
 
Como vemos una comedia de “error humano” se convirtió en una tragedia de credibilidad. ¿O creen que no pasan estas cosas en otros sectores del gobierno, sin importar partido político, nivel de gobierno, color, religión o preferencia sexual?
 
Felicito a Alida Piñón por su trabajo periodístico”.
 
Como no soy periodista, no chequé la información fuente en ese momento, lo hice unos, momentos después y me encontré otra sorpresa, ¡otra pantalla!.
 
“Yo creía que ya se había terminado el asuntito. Anoche que entré al Portal la fecha de actualización de la que parece es la cierta (50,000 dólares), era 20/05/2015, la volví a checar hace dos minutos y dice ¡30/05/2015! me cae.
 
¿Es que creen que soy tan pendejo?, perdón por el exabrupto.”
Además de un cambio en el tipo de cambio de referencia a $14.98 y por consiguiente el monto del contrato en pesos a $749,000
 
Pero aún quedaba algo inquietante, la grafía de los números. Al día siguiente vuelvo a entrar al Portal de Transparencia, perdón por el uso de la palabra ante tanta opacidad, y los números ya incluyen comas y puntos como usamos en México.
 
 
El link para ver la información “actual” es el siguiente. ¿Es cierta?, no sé. Quiero creer que sí.
 
 
 
 
 
Aunque la periodista solicitó al INBA el contrato en cuestión, que en todas pantallas aparece como N/A (¿not available?), es decir no disponible, no creo que haya tenido respuesta, pues creo que por su profesionalismo ya lo hubiera publicado. Supongo que tendrá que acudir al IFAI para que esta instancia obligue a hacer público el documento, si es que existe.
 
Lo que he vivido y que les comparto, pido perdón a los que llegaron a este punto  por hacerlos leer mis desvaríos, me deja muchas preguntas,
 
 
 ¿Qué entiende el INBA por Transparencia?
¿El portal de transparencia es un sistema, manual o electrónico?
¿Qué controles permiten que una pantalla cambie 4 veces en menos de 48 horas y que tolere “errores humanos”, que modifican 20 veces el ingreso de una persona?
¿Quién quiere perjudicar a Ramón Vargas?, ¿Por qué?
 
Lo que he dicho no implica que apruebe el resultado de OBA en los últimos años, o de la Compañía Nacional de Ópera en los últimos 20 para el caso. Espero en un futuro cercano poderles compartir mi evaluación sobre la ópera que depende del INBA, como Ópera de Bellas Artes o como Compañía Nacional de Ópera.
 
Lo realmente aterrador es que este tipo de opacidad sea la norma y no la excepción en todas las instituciones y niveles de gobierno en México.
 
 
© Luis Gutiérrez Ruvalcaba