martes, 22 de marzo de 2016

Io son ricco, e tu sei bella


L’elisir d’amore en el MET. Marzo 14 de 2016

La producción de L’elisir d’amore que se presenta actualmente en el MET se estrenó en 2012 por Bartlett Sher, el regista de la casa, con diseños de escenografía de Michael Yeargan, vestuario de Catherine Zuber e iluminación de Jennifer Tipton. Es una producción literal de la obra de Donizetti, con una sola modificación, que contradice radicalmente la personalidad de Nemorino quien, en un momento dado, hace a un lado su timidez para propinar una nalgada a su amada que además resulta ser la señora del lugar. Nemorino es tímido y hace honor a su nombre, Nemo en latín significa nadie, que podría llegar a ser “ningunito nadie” en el contexto de esta ópera; seriamente me sorprendió la nalgada. Por supuesto, esa nalgada provoca que Belcore y sus soldados lo repriman golpeándolo.



Aleksandra Kurzak, Adam Plachetka y Vittorio Grigolo


La función fue dominada ampliamente por Aleksandra Kurzak quien nos regaló una Adina brillante e impecable en su canto y actuación. Vittorio Grigolo fue un buen Nemorino, aunque a decir verdad no me pareció lo maravilloso que algunos colegas comentaron. Adam Plachetka encarnó muy bien al pedante sargento Belcore y Alessandro Corbelli interpretó un maravilloso Dulcamara. A decir verdad, el momento que más disfruté fue la barcarola, pues Corbelli y Kurzak lo hicieron con gran belleza al darle un sentido artístico de alta calidad a esta pieza tan poco “intelectual”.



Aleksandra Kurzak, Adam Plachetka y Alessandro Corbelli 

Enrique Mazzola tuvo un buen desempeño al frente de la orquesta y el coro del MET. Hubo dos situaciones extraordinarias de dos instrumentistas en particular; el primer fagot tuvo una actuación sublime durante “Una furtiva lagrima”, y el trompetista del inicio del segundo acto soltó un cornetazo espantoso como sustitución al glissando indicado en la partitura. Mis vecinos de asiento y yo saltamos pues la nota en falso fue demasiado notable.

Como dato aparte, debo decir que fueron muy notables los muchos espacios vacíos, pese a la distribución masiva de boletos a precio de regalo, aún en asientos cuyo precio original es superior a los 200 dólares.

Al final salí buscando a quien cantarle “Io son rico, e tu sei bella”.



@ Luis Gutiérrez Ruvalcaba

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