“La
ópera es una forma artística compleja y desconcertante, ya que jala en muchas
direcciones a la vez. Debe alcanzar un compromiso entre varias formas de
expresión artística – música, teatro, espectáculo, diseño escénico, tal vez
ballet – cada una con sus propias exigencias y disciplinas y con el deseo de
imponer su supremacía. El balance entre las formas ha variado en períodos
diferentes, pero siempre ha sido precario. Cuando la ópera se basa en una obra
maestra de la literatura se multiplican las dificultades. La música puede
iluminar el texto, pero también puede obscurecerlo, distorsionarlo o
amontonarlo fácilmente; un texto más rico, es un reto mayor para la música. Si
esto es cierto en una canción o cantata, en una ópera, además del tamaño de la
empresa, se incrementan las posibilidades de un fracaso por el hecho de que el
ritmo de la música no sólo es diferente del de el teatro hablado; es de
diferente índole”.
Essays on Opera
Winton
Dean
OUP,
New York, 1993, p. 219
(La
traducción es mía)
Winton
Dean escribió lo anterior en el capítulo Otello
de Verdi.
Desde su inicio, y hasta
fechas recientes, la ópera se ha basado en otras formas artísticas: poesía
pastoral poemas épicos, tragedias griegas, obras de teatro, algunas dramáticas
y otras comedias y cuentos y novelas como The
Great Gatsby, aunque en muchas ocasiones sólo en fragmentos de éstas, como
el caso de Guerra y paz o Don Quijote de la Mancha.
Una
gran diferencia entre la ópera y las otras formas literarias es el hecho de que
en éstas el texto se desarrolla linealmente, en el sentido de que los
personajes hablan uno después de otro, como la hace el narrador sea éste el
autor o un personaje. En la ópera en muchas ocasiones los personajes hablan en
ensambles de dos o más personajes, expresando frecuentemente no sólo diferentes
estados de ánimo, sino también textos diferentes – en estos casos, la música
reina sobre el texto sin duda alguna, siendo el sexteto “Riconosci in questo
amplesso” de Le nozze di Figaro un
ejemplo arquetípico.
El
siglo pasado el cine, otra forma artística, sustituyó en gran medida a la ópera
como espectáculo; esto se ha venido acentuando con la incorporación de
elementos técnicos imposibles de incorporar al teatro hablado y a la ópera.
Desde
el principio del cine, la música ha sido parte esencial de las películas. Es
difícil imaginar Alexander Nevsky sin
la música de Sergey Prokofiev, El Padrino
sin la de Nino Rota, El bueno, el malo y
el feo sin la de Ennio Morricone, o los films de Tim Burton sin la de Danny
Elfman; la gran mayoría de las películas de suspenso o terror, perderían sus
características sin la música.
La
ópera, en particular, ha sido muchas veces parte esencial de algunas películas.
Hay muchísimos ejemplos de esto. Algunos son Amadeus, Apocalypsis Now,
Moonstruck y El Padrino (3ª parte). Antonio Gades llevó al cine una muy feliz
adaptación de Carmen.
Lo
que no ha sido común es que la ópera adapte una obra cinematográfica. No sé
cuántas películas han sido tomadas por la ópera. La única que he visto es la recién
transmitida por la Metropolitan Opera Company a 60 países con su producto LIVE
HD, The Exterminating Angel del compositor
británico Thomas Adès que es una adaptación de El Ángel exterminador de Luis Buñuel.
Creo
que las transmisiones LIVE HD merecen por sí una discusión en cuanto usan
tecnologías comunes con las de la cinematografía.
No
creo estar en condiciones de hacer una crítica seria de la ópera de Adès, ya
que estoy convencido que la ópera en vivo y la vista en una pantalla – usando,
por añadidura, medios electrónicos para la transmisión del sonido – pero puede
decir que en esta ocasión la música inclinó a su favor el conflicto con el cine.
Ojalá
esta ópera genere estudios serios del encuentro de dos formas artísticas, una que
ya cumplió 400 años y otra, más jovencita, poco más de 100.
Al
final de la función recordé vívidamente el dicho del Doctor Samuel Johnson “La
ópera es un espectáculo exótico e irracional”. ¿Será porque soy irracional y
exótico?
©
Luis Gutiérrez R
Excelente artículo, Luis! Un abrazo!
ResponderBorrar