“His
early achievements, as composer and performer, show him extending the Viennese
Classical tradition that he had inherited from Mozart and Haydn. As
personal affliction – deafness, and the inability to enter into happy personal
relationships – loomed larger, he began to compose in an increasingly
individual music style, and at the end of his life wrote his most sublime and
profound Works"
Beethoven por Ferninand Schimon
En 2020 se celebrará el 250º aniversario del
nacimiento de Ludwig van Beethoven por lo que, seguramente, tendremos la
oportunidad de escuchar muchos ciclos de sus obras. Fidelio–Leonore ocupará espacios importantes en muchas casas de
ópera del mundo. También creo que se publicarán muchos estudios sobre su vida y
obra.
Un grupo de amigos celebramos en 1970 el segundo centenario del cumpleaños de Beethoven, al asistir a varios ciclos de sus sinfonías, conciertos y sonatas para
piano, y al darle colofón el 16 de diciembre con una orgía beethoveniana que empezó a
las 7 de la noche y que duró 24 horas.
En esta ocasión celebro el aniversario de
Beethoven con una semblanza de la vida y obra de este coloso de la
música.
La noche de 16 al 17 de diciembre de 1770 nació
Ludwig van Beethoven en Bonn, entonces sede y residencia del Príncipe Arzobispo
Elector de Colonia. La fecha de su nacimiento es dudosa, pero se sabe
con certeza que fue bautizado el 17 de diciembre en la iglesia de San Remigio.
Su padre Johann, alcohólico empedernido y tenor en la corte del Príncipe
Elector, le dio las primeras lecciones de piano en 1774. Su primer maestro
formal de piano y composición fue el compositor Christian Gottlieb Neefe a
partir de 1779. La primera obra que publicó, en 1782, fueron las Variaciones para piano en do sobre una marcha de Dressler,
WoO 63. Durante la primavera de 1787 hizo su primera visita a Viena con el
objetivo de estudiar con Mozart; de esta visita se habla mucho pero se sabe
poco. Entre 1789 y 1791 Beethoven fue violista de la orquesta del teatro de
Bonn al tocar su instrumento en varias óperas. En 1792 decidió moverse a Viena a donde llegó el
10 de noviembre. De inmediato inició sus estudios con Haydn; al partir éste a
Londres, Beethoven estudiaría con Johan Georg Albrechtsberger durante año y
medio.
En 1794 inició la composición de lo que fue su
primera publicación importante, los Tríos para piano y
cuerdas, Op.1, Nos.1 a 3
El 29 de marzo de 1795 hizo su debut en el Burgtheater con el
Concierto para piano y orquesta No.2 en Si bemol, Op.19.
La composición de este concierto, que precede a la del No.1, es un ejemplo de
la forma de trabajo del compositor. Beethoven compuso la primera versión de la
obra en 1787; regresó a ella en 1793 y volvió a revisarla a en el invierno de
1794-1795, probablemente con un nuevo segundo movimiento. En 1796 recompuso la
orquestación y en 1801 reescribió la parte del piano, para que por fin se
publicase en diciembre de ese año. Todavía en 1809, escribió una cadenza para
el primer movimiento.
El 18 de diciembre de 1795 estrenó el Concierto para piano y orquesta No.1, en Do, Op.15,
durante una velada musical organizada por Haydn. Es posible que Beethoven haya
tenido una enfermedad seria, que tal vez haya sido el comienzo de su sordera, después
de haber compuesto el Quinteto para piano y alientos en
Mi bemol, Op.16 durante el verano de 1797.
Hasta este momento en la vida de Beethoven puede
considerarse que la mayoría de sus composiciones fueron pianísticas. Entre
julio y agosto de 1798 el músico empezó a usar cuadernos de bosquejos en
lugar de hojas pautadas separadas. Estos cuadernos han sido fundamentales para
el análisis de sus métodos de composición y para el fechado de algunas de sus
obras.
En el primer concierto “en su beneficio” dado en
el Burgtheater el 2 de abril de 1800, se estrenaron la Sinfonía
No.1 en Do, Op.36 y el Septeto para cuerdas y
alientos en Mi bemol, Op.20.
Durante 1801 se dieron dos eventos musicales de
mucha importancia: el muy exitoso estreno del ballet Die Geschöpfe des Prometheus, Op.43 que se presentó 14
veces ese año, y
la publicación de los Cuartetos para cuerdas Nos.1 a 6,
Op.18. En cuanto a su vida personal, escribió a su amigo, el Doctor Franz
Gerhard Wegeler, para revelarle por primera vez sus problemas de audición, en
tanto que, en otra vertiente de su vida, escribió al mismo Wegeler acerca de
estar enamorado de una “muchacha encantadora”, quizás su alumna la
Condesa Giulietta Guicciardi a quien dedicaría el año siguiente la Sonata para piano No.14 en do sostenido Sonata quasi una fantasia, Op.27 No.2 “Claro de Luna”. La
Condesa se casó dos años después, pero Beethoven aún la mencionaba en 1823.
El año siguiente, 1802, completó la composición
de la 2ª sinfonía. A fines del verano decidió tomarse un tiempo en contacto
directo con la naturaleza y viajó a uno de sus lugares de descanso favoritos,
donde el 6 de octubre escribió el célebre “Testamento de Heiligenstadt”. El
documento es una carta a sus hermanos Carl y Johann –y al mundo en general, ya
que solicita su publicación– en la que afirmaba que su enfermedad lo tenía al
borde del suicidio: “… me es imposible decir a la gente ¡Habla más
fuerte, grita, porque estoy sordo! ¡Ah!, cómo podría posiblemente admitir la
debilidad de un sentido que en mi caso debería de ser el perfecto de todos, un
sentido que una vez poseí con la mayor perfección, una perfección que pocos en
mi profesión tienen o han tenido alguna vez.” Existen muy pocas palabras
tan conmovedoras como éstas en boca de cualquier compositor, especialmente la
de un coloso con las características de Beethoven. Por fortuna para la
humanidad el músico no solamente superó la depresión, sino produjo obras que
son el prototipo de la perfección en varios géneros.
Testamento de Heiligenstadt
1803 fue un año de gran productividad. El 5 de
abril dio un concierto en su beneficio en el Theater an der Wien en el que
estrenó la Sinfonía No.2 en Re, Op.36, el Concierto para piano y orquesta No.3 en do, Op.37, y el
oratorio Christus
am Oelberge, Op.85. También se interpretó la 1ª Sinfonía.
Puedo afirmar que Beethoven fue el primer artista en
cosechar en el campo que Mozart sembró para los músicos free-lance, ya que nunca tuvo un puesto fijo en Viena, aunque se
hizo de patrocinadores poderosos como la Emperatriz Maria Teresa y el
Archiduque Rodolfo.
El 24 de mayo de ese año Beethoven y el
violinista George Augustus Bridgetower estrenaron la Sonata
para violín y piano No.9 en La, Op.47 “Kreutzer”; en la segunda mitad del
año compuso la 3ª sinfonía y la Sonata para piano No.21
en Do, Op.53 “Waldstein”.
Napoleón Bonaparte se proclamó Emperador el 20
de mayo de 1804. La noticia llegó a Viena a los pocos días y Beethoven,
decepcionado, arrancó la primera página del manuscrito de la Eroica dedicada hasta ese momento a
quien consideraba un héroe.
Dedicación de la Sinfonía Eroica mutilada por Beethoven
1805 fue un año muy importante para Beethoven
en muchos sentidos. A principios del año presentó a la viuda Josephine Brunsvik,
de quien estaba profundamente enamorado, el lied An die Hoffnung (A la esperanza), Op.32 y
su relación se hizo aún más cercana. El 7 de abril estrenó en público, pues ya
se había interpretado privadamente varias veces en el palacio Lobkowitz, la Sinfonía No.3 Eroica,
en Mi bemol, Op.55, durante un concierto de beneficio del violinista Franz
Clement, bajo la dirección de Beethoven. Ese año se publicaron las Sonatas
Kreutzer y Waldsetin, el lied dedicado a Josephine Brunsvik, el aria para
soprano “Ah! perfido”, Op.65, y otras obras
consideradas menores. En la primavera compuso la Sonata
para piano No.23 en fa, Op.57, “Appasionata”. A fin de año el Conde Razumovsky le encargó los cuartetos
para cuerdas, Nos. 7 a 9, Op.59. que Beethoven terminó un año después.
Uno de los eventos destacables del año fue el
estreno el 20 de noviembre de Leonore, ópera en tres actos, con la
obertura Leonore #2. Ésta fue la
primera versión de lo que culminaría en su única ópera, Fidelio. Una semana antes de la premier, el ejército francés había ocupado Viena,
por lo que es fácil deducir que la mayoría del público en el Theater an der
Wien el día del estreno estaba formado por oficiales franceses. La primera
revisión, manteniendo el nombre y los tres actos, se estrenó el 29 de marzo de
1806 con la obertura Leonore #3.
En el verano de 1806, Beethoven compuso la Sinfonía No.4 en Si bemol; en octubre rentó la partitura
en poco más en 110 ducados al Conde Franz von Oppersdorff para su uso privado
durante un año. El año terminó brillantemente el 23 de diciembre, cuando Franz
Clement estrenó en un concierto a su beneficio (similar a aquel en el que se
estrenó la Eroica) el Concierto para violín y orquesta en Re, Op.61.
El 8 de marzo de 1807 se publicó una reseña de
un concierto privado dado en la residencia del Príncipe
Lobkowitz en el que se estrenó la recién compuesta Obertura
Coriolano en do, Op.62 dedicada a
Heinrich Collin, autor de la tragedia homónima. En el mismo concierto se
interpretaron las primeras cuatro sinfonías, sin violar el contrato de renta de la 4ª
por tratarse de un concierto privado, y el Concierto para
piano No.4 en Sol, Op.58; éste se estrenaría en público el 22 de diciembre
de 1808. El 1º de julio se publicó el Triple concierto para
piano, violín y violonchelo en Do, Op.56, que Beethoven había compuesto en
1804; Beethoven viajó en septiembre a Eisenstadt para presentar la obra que le
había comisionado el Príncipe Esterházy a principios de ese año, la Missa en Do, Op.86,
que se estrenó sin éxito el 13 de septiembre. A fines de 1807 inició la
composición de la 5ª sinfonía y compuso la Obertura Leonore #1 para una potencial interpretación
de la ópera en Praga, aunque su primera interpretación sucedió póstumamente
hasta el 7 de febrero de 1828.
En 1808 Beethoven terminó la composición de la
5ª sinfonía y de trío para piano y cuerdas, en
Re “Fantasma” y Mi bemol, Op.70. También compuso la 6ª sinfonía y la Fantasía para piano, solistas, coro y orquesta, Op.80 “Fantasía
Coral”.
El 22 de diciembre Beethoven dio el tan
esperado (por él) concierto a su beneficio en el Theater an der Wien. La velada
inició a las 6:30 de la noche de un día frígido; el programa fue el siguiente:
estreno de la Sinfonía No.6 Pastoral, en Fa, Op.68, Aria para soprano “Ah! Perfido”, Op.65,
Gloria de la Missa en Do, Op.86, Concierto
para piano y orquesta No.4, en Sol, estreno de la Sinfonía
No.5 en do, Op.67, Sanctus de la Missa,
Fantasía para piano improvisada por Beethoven y la recién terminada Fantasía
Coral. El concierto duró cuatro horas y su ejecución estuvo lejos de la
perfección, tanto que la de la Fantasía Coral no terminó, seguramente por falta
de conocimiento de la obra por parte de los intérpretes. No creo que el público
que asistió a ese concierto haya sospechado que atestiguó el motivo musical más
famoso de toda la música, el llamado “motivo del destino” que abre la 5ª
sinfonía.
El "motivo del destino"
El 1º de marzo de 1809, a cambio de mantenerse
en Viena, Beethoven negoció un contrato con la aristocracia vienesa por 4,000 florines
anuales, 1,500 a cargo del Archiduque Rodolfo, 700 del Príncipe Lobkowitz, y
1,800 del Príncipe Kinsky. Este arreglo financiero tuvo sus altas y sus bajas
debido a devaluaciones de la moneda y a las muertes de Lobkowitz y Kinsky. El
Archiduque siempre mantuvo su apoyo, incluso aumentó su parte para evitar
los efectos devaluatorios. Austria declaró la guerra a Francia el 9 de abril,
mes en el que Beethoven finalizó la composición del 5º concierto para piano; un
mes después la familia imperial salió de Viena.
Para conmemorar la partida del Archiduque
Rodolfo, Beethoven compuso el primer movimiento de la Sonata
para piano No.26 Das Lebewohl, en Mi
bemol, Op.81a “Los adioses”. Completaría la sonata antes que el Archiduque
regresara el 30 de enero de 1810. En el verano de 1809 compuso el Cuarteto para cuerdas No.10 en Mi bemol, Op.74 “El arpa”
y la Sonata para piano No.25 en Sol, Op.79. A fines
de año, Beethoven aceptó la comisión para componer la música incidental para una
producción de la pieza teatral de Goethe, Egmont.
El 27 febrero de 1810 presentó la Bagatelle para piano en la, Für Elise, WoO 59 a Therese Malfatti; aunque el año no aparece
en la partitura, la fecha exacta es plausible, pues el 2 de mayo de 1810 pidió a
Bonn una copia de su acta de bautizo para un posible matrimonio con “Elisa” a
quien le declaró infructuosamente su amor. Unos días después inició su amistad
con una amiga cercana de Goethe, Bettine Brentano, y con su medio hermano Franz
y la esposa de éste, Antonie Birckestock-Brentano. El 15 de junio estrenó con
éxito la Obertura en fa y música incidental (8 números)
para Egmont, Op.84. En octubre
terminó la composición del Cuarteto para cuerdas No.11 en
fa Serioso, Op.95 e inició la del
trio “Archiduque”. 1810 destacó por ser un año económicamente muy productivo ya
que se publicaron muchas de sus obras, especialmente en Inglaterra donde el
virtuoso del piano Muzio Clementi tenía éxito como editor musical.
Antonie Brentano
En 1811 Beethoven recibió la comisión de dos singspiele
para conmemorar la inauguración de un nuevo teatro en Pest. En octubre inició
la composición de la 7ª sinfonía, y en diciembre compuso el lied, con piano o
guitarra, An die
Geliebte (A la amada), WoO 140, probablemente inspirado por las visitas
periódicas que hizo a Antonie Brentano, enferma durante gran parte del año, y a
quien confortara improvisando al piano. El 28 de noviembre Beethoven estrenó el
Concierto para piano y orquesta No.5, en Mi bemol, Op.73,
“Emperador”.
El 10 y 11 de febrero del año siguiente se
estrenaron exitosamente en Pest los dos singspiele, mencionados arriba, con textos de August von Kotzebue: Die ruinen von Athen, Op.113, que
incluye obertura y 8 números, y König Stephan, Op.117, obertura y 9 números. Hoy día sólo oímos
en las salas de concierto las oberturas de ambas obras, y la Marcia alla Turca del Op.113. En mayo inició la
composición de la 8ª sinfonía, y el 29 de diciembre el Archiduque Rodolfo al
piano y el célebre violinista Pierre Rode estrenaron su Sonata
para piano y violín en Sol, Op.96, en un concierto dado por el Príncipe
Lobkowitz.
1812 fue un parteaguas en la vida sentimental
de Beethoven. En marzo, Beethoven dedicó el autógrafo de An die Geliebte a Antonie Brentano, a petición de ella, y en junio
compuso el Allegretto para piano y cuerdas en Si bemol,
WoO 39 dedicado a Maximiliane, la hija de diez años de Antonie y Franz Brentano. En verano viajó a Teplitz, estación balnearia muy cercana a Karlsbad, donde la familia Brentano acostumbraba a pasar los veranos. El lunes
6 de julio escribió una apasionada carta de amor dirigida a “unsterbliche
Geliebte” (la amada inmortal) sin especificar su identidad. Mucho tiempo se
creyó que la destinataria de la carta era la Condesa Giulietta Guicciardi,
algunos mantienen que se trataba de Josephine Brunsvik, pero hoy día la mayoría
de los estudiosos creen que la amada inmortal fue Antonie Brentano, pues así lo
indican los elementos cronológicos y topológicos del momento de la escritura.
La carta se encontró después de la muerte de Beethoven. Unos días después de la
escritura de la carta, Beethoven se desplazó a Karlsbad a reunirse con los
Brentano; Franz y Antonie viajaron a Frankfurt para no volverse a encontrar con
Ludwig jamás. La última chispa del amor que Beethoven sentía por Antonie se manifestó
en 1823, cuando Beethoven le dedicó las 33 Variaciones
para piano sobre un vals de Antonio Diabelli, Op.120.
Carta a la "amada inmortal"
La relación de admiración mutua entre Beethoven
y Goethe había sido epistolar. Lograron finalmente reunirse en Teplitz ese
verano. El contacto fue cordial y las reacciones de ambos eran predecibles.
Goethe escribió a un amigo “Su talento me sorprendió; en conjunto es una
personalidad indomable que no se equivoca al pensar que el mundo es detestable,
pero su actitud no lo hace más agradable a los otros ni a él. Por otro lado,
esto es fácilmente excusable ya que está perdiendo el oído, lo que tal vez
frustre la parte musical de su naturaleza menos que la social.” Por su
parte, Beethoven escribió a uno de sus editores “Goethe disfruta mucho de la
atmósfera de la corte, mucho más que de ser poeta”. De esta frustración
puede deducirse que la admiración de Beethoven por muchos de sus amigos
florecía mejor a distancia.
Johann Wolfgang von Goethe
La tormenta de pasiones de ese año aún no
terminaba. De regreso a Viena se reunió con su hermano Johann en Linz con
objeto de reclamarle su unión adúltera con su “ama de llaves”. Johann no aceptó
las acusaciones y Ludwig pidió al tribunal de la ciudad que expulsase a la
amante, pero su hermano decidió cortar por lo sano la intromisión del compositor al casarse con ella para que no se ejecutara la sentencia. A su regreso a Viena,
empezó a usar sus diarios.
El Duque de Wellington derrotó a las fuerzas
francesas el 21 de junio de 1813 en la batalla de Vittoria. Al enterarse del evento, el
inventor Johann Nepomuk Maelzel convenció a Beethoven que escribiese una pieza
conmemorativa del evento en un instrumento mecánico de su invención llamado panharmonicon.
Beethoven compuso Wellingtons Sieg y
la arregló para orquesta en octubre. Maelzel también inventó el metrónomo,
instrumento que adoptó Beethoven de inmediato, y diseñó varias de las ayudas
mecánicas auditivas (trompetas o cuernos) que usó el compositor.
El 8 de diciembre Maelzel dio un concierto a
beneficio de los heridos de guerra en el que se estrenaron Wellingtons Sieg oder die Schlacht bei
Vittoria en Mi bemol, Op.91, (La Batalla de Vittoria, aunque mucha gente la conoce
equivocadamente como la Batalla de la Victoria) y la Sinfonía
No.7 en La, Op.92. El concierto se repitió cuatro días después, logrando en
total 4,006 (sic) florines para los heridos.
1814 hubo momentos musicales muy importantes, y estuvo lleno de conciertos en su beneficio y otros de caridad. También hubo
muchos eventos derivados de la realización del Congreso de Viena.
En el concierto del 27 de febrero se estrenaron
la Sinfonía No.8 en Fa, Op.93 y el Trio para soprano, tenor y bajo “Tremate, empi, tremate”,
Op.116; también se incluyó la 7ª sinfonía. El 11 de abril Beethoven, el
afamado violinista Ignaz Schuppanzigh y el violonchelista Joseph Lincke, estrenaron
el Trío para piano y cuerdas en Si bemol, Op.97
“Archiduque”. Louis Spohr afirmó que la interpretación fue insatisfactoria
debido a la sordera de Beethoven, que provocaba que algunas notas sonaran muy fuerte y otras fueron inaudibles. Según muchas fuentes, este concierto fue la última vez que
Beethoven tocó el piano en público. El éxito de los conciertos del año anterior
y los del principio del año indujo a los directores de los teatros imperiales a
revivir Leonore. Beethoven aceptó hacerlo
con la condición de que se le permitiese revisar la ópera.
Cartel de la primera representación de Fidelio
El 23 de mayo se
estrenó la tercera versión de la ópera, ahora en dos actos y llamada Fidelio oder Die ehelischen Liebe (Fidelio o el amor
conyugal), Op.72 usando la Obertura Leonore
#3 en el Kärntnerthor Theater. En la segunda función, el 26, se incluyó la
cuarta obertura que Beethoven compuso para esta ópera, Fidelio. La versión que conocemos hoy se llevó a cabo durante la
función a beneficio del compositor, realizada el 18 de julio. En tal evento,
Beethoven modificó el aria de Rocco ‘Hat man nicht auch Gold beineben’ y el
recitativo y aria de Leonore ‘Abscheulicher! Wo eislt du hin?’–‘Komm, Hoffnung’.
Fidelio volvió a presentarse el 26 de septiembre ante varias cabezas de
estado reunidas para la celebración del Congreso de Viena, un público muy
diferente al que asistió a la premier de
Leonore en 1805. El 29 de noviembre Beethoven dio un concierto que incluía
la 7ª sinfonía, la ‘Batalla de Vittoria’ y el estreno de la cantata Die glorreiche
Augenblick (El momento glorioso), Op.136 ante un público entusiasta.
Durante 1815 Beethoven se abocó a arreglar
muchos de sus asuntos financieros, y en noviembre su hermano Carl, mortalmente
enfermo, dictó testamento, en el que lo nombró cotutor de junto con su
esposa, Johanna, de su hijo Karl. Este hecho fue causa de muchos momentos desagradables. El 25
de diciembre estrenó en la gran sala de baile del palacio imperial la Obertura en Do
Namensfeier, Op.115 y la pieza coral Meeresstille und glückliche Fahrt (Mar
tranquilo y próspero viaje), Op.112 dedicada a Goethe.
Los primeros meses de 1815 fueron tormentosos por la relación con
su cuñada, debido al asunto Karl; meses después Beethoven fue nombrado tutor único del sobrino.
El 11 febrero Schuppanzigh dio su concierto de
despedida de Viena en el que incluyó el Septeto Op.20, el tercer Cuarteto “Razumovsky”
y, el Quinteto para piano y alientos Op.16. Una semana después Joseph Linke también
se despidió con un concierto que incluía la Sonata para
violonchelo y piano en La, Op.69 y “una nueva sonata para piano”, probablemente
la Sonata No.27 en mi, Op.90.
A principios del año siguiente Beethoven decidió usar por
primera vez el término Hammer-klavier (teclado con martillos) en vez de fortepiano; esto lo escribió en una copia de su recién publicada Sonata para piano, No.28 en La, Op.101. La Sociedad
Filarmónica de Londres invitó a Beethoven a ir a la capital inglesa y a
componer dos nuevas sinfonías para la Sociedad a cambio de 300 guineas. Como
siempre, Beethoven trató de imponer sus condiciones, mismas que la Sociedad
rechazó, aunque reiteró la propuesta original que el compositor aceptó
finalmente. Alrededor de estas fechas, 10 de septiembre, Beethoven ya había
escrito algunos apuntes de la 9ª sinfonía. En diciembre se publicaron las
marcas de metrónomo para las 8 sinfonías compuestas hasta el momento, y
Broadwood & Sons, fabricantes londinenses de pianos, le enviaron un gran
piano con seis octavas (el instrumento se encuentra en el Museo Nacional de
Budapest).
En febrero de 1818 su sordera era tal, que
Beethoven se vio obligado a usar sus “cuadernos de conversación”. Después de
haber vivido un tiempo en un internado, Karl vivía con él y tenía un maestro
particular.
En agosto de ese año terminó la composición de
la Sonata para piano No.29 Hammerklavier
en Si bemol, Op.106, una de las más largas del género, 40 minutos. También
trabajó intensamente en la 9ª sinfonía.
A mediados de 1819 el Archiduque Rodolfo fue
nombrado Arzobispo de Olmütz, por lo que Beethoven inició la composición de la Missa Solemnis a ser interpretada en la
ceremonia de entronización.
El 9 de marzo de 1820 se llevó a cabo la
entronización del Archiduque, pero la Missa
aún no estaba terminada. En otoño destaca la finalización de la Sonata para piano No.30 en Mi, Op.109 dedicada a
Maximiliane Brentano.
La salud de Beethoven fue muy mala durante el
primer semestre de 1821. En la segunda mitad del año, escribió a Franz Brentano
que la Missa Solemnis estaba lista. En el primer trimestre
de 1822 envió a publicación la Sonata para piano No.31 en
La bemol, Op.110. En abril Rossini visitó Viena y tuvo una reunión muy
complicada con Beethoven, dadas la sordera de éste y la barrera de lenguajes.
Las finanzas del compositor se deterioraron por sus enfermedades, por los
gastos legales derivados del tutelaje de su sobrino, y por el costo creciente de
manutención de Karl, lo que lo hizo endeudarse. Esto no impidió que Beethoven
siguiese componiendo. El 3 de otubre estrenó la Obertura Die Weihe des Haus (La Consagración de
la casa) en Do, Op.124 y la Marcha con Coro Wo sich die Pulse, Op.114, para
conmemorar la inauguración del Josephstadt Theater en Viena. La Sociedad
Filarmónica de Londres volvió a hacer una oferta de 50 libras por una sinfonía;
Beethoven la aceptó.
La situación económica de Beethoven estuvo complicada
durante 1823. Esto se deduce pues, contra su costumbre, inició un sistema de
suscripción a la edición de la Missa
Solemnis, incluso escribió a Goethe para solicitarle su ayuda en este proyecto.
Logró 10 suscriptores. En febrero, tuvo que deshacerse de una de ocho acciones
bancarias que tenía para evitar una demanda de Sigmund Steiner, uno de los
editores de sus primeras obras. La relación con su sobrino Karl era buena pero
costosa; en marzo lo nombró heredero universal. El 10 de abril Weber recibió la
partitura de Fidelio que estrenó en
Dresde con gran éxito artístico y de taquilla. Beethoven obtuvo algo de
desahogo al publicar en Londres la Sonata para piano
No.32 en do, Op.111. A partir de mayo se dedicó intensamente a la
composición de la 9ª sinfonía, pese a haber tenido una mala salud durante el
verano, ahora por una enfermedad de los ojos de la que se recuperó en
septiembre. En octubre Karl ingresó a estudiar filología a la Universidad de
Viena y continuaba viviendo con su tío.
En febrero de 1824 un grupo de notables
aficionados vieneses le solicitó públicamente (en dos periódicos) la ejecución
de la Missa Solemnis y la 9ª
sinfonía. El Conde Ferdinando Palfy, director del Theater an der Wien propuso
el 22,23 o 24 de marzo para el concierto. Beethoven rechazó que el concertino fuera el de la casa, Franz
Clement, quien había estrenado el concierto para violín, y exigió que fuera
Schuppanzigh. El Príncipe Galitzin, que había suscrito la edición de la Missa Solemnis en
Re, Op.123 , la estrenó el 7 de abril en San Petersburgo. Beethoven envió el
27 una copia de la 9ª sinfonía a la Sociedad Filarmónica de Londres, dando
cumplimiento a su contrato. El 7 de mayo se ofreció un ‘Gran concierto’ en el
Kärntnertortheater, con la soprano Henriette Sontag, la contralto Caroline
Unger, el tenor Haitzinger, y el bajo Seipelt; Schuppanzigh como concertino y Michael Umlauf como
director, asistido por Beethoven marcando los tempi. El programa lo formaron la Obertura Die Weihe des Hauses, el Kyrie,
el Credo y el Agnus Dei de la Missa
Solemnis, y la Sinfonía No.9 en re, Op.125, “Coral”. El
teatro estaba abarrotado y la recepción fue estruendosa. Años después, el
pianista Sigismund Thalberg, entonces de 12 años, recordaba que al terminar el
scherzo de la sinfonía, el segundo movimiento, Beethoven estaba acomodando las hojas de la partitura sin darse cuenta
del fuerte aplauso –sí, era usual y válido aplaudir entre movimientos– cuando
Caroline Unger lo tomó por la manga y le hizo voltear al público, al que
humildemente ofreció una reverencia. Madame Unger también recordaría este
momento conmovedor, aunque lo ubicaba al final de la sinfonía.
Fragmento de un facsímil de la 9a Sinfonía
El siguiente año se caracterizó por la
publicación de muchas de las obras de Beethoven. El 21 de marzo se estrenó la
9ª sinfonía en Londres (con el final cantado en italiano). 1825 fue un año en
el que Beethoven continuaba componiendo obras de carácter muy diverso, desde
pequeños cánones como el que dedicó al Doctor Anton Braunhofer informándole que
no se sentía bien, “Doktor, sperrt das Tor dem Tod”
(Doctor, cierre la puerta de la muerte), WoO 189, o el que compuso usando
el motivo B-A-C-H (Si-La-Do-La bemol) “Kühl, nicht lau”
(Frío, no tibio), WoO 191 durante una cena con el compositor danés Friedrich
Kuhlau, Karl Holz, Tobias Haslinger, y otros amigos -se dice que en esa cena el
champán corrió abundantemente-; hasta los últimos cuartetos de cuerdas. El 6 de
marzo Schuppanzigh estrenó el Cuarteto para cuerdas No.12
en Mi bemol, Op.127, pero ni los intérpretes ni la audiencia quedaron
satisfechos con el resultado. Dos semanas después, el cuarteto encabezado por
Joseph Böhm lo interpretó de nuevo, con un resultado mucho mejor.
El 6 de noviembre se estrenó en público el Cuarteto para
cuerdas No.13 en la, Op.132.
El 21 de marzo de 1826,
Schuppanzigh estrenó el Cuarteto para cuerdas No.14 en Si bemol, Op.130, con la inclusión de la Grosse Fuge para
cuerdas en Si bemol, Op.133 como movimiento final. El 12 de agosto
Beethoven declaró que ya había finalizado la composición del Cuarteto para cuerdas No.15, Op.131. En julio inició la
composición del Cuarteto para cuerdas No.16 en Fa, Op.135,
mismo que terminó el 13 de octubre. Un mes después, envió al editor Artaria & Co un
nuevo final para el cuarteto No.14, quedando así la Grosse Fuge como obra independiente.
En agosto de ese año, su sobrino Karl intentó
suicidarse con una pistola; el primer tiro falló y el segundo sólo lo hirió. A
fines de septiembre fue dado de alta en el hospital al que había ingresado y decidió
enlistarse en el ejército al que se uniría el 2 de enero de 1827.
Al enfermarse gravemente el 2 de diciembre
de 1826, Beethoven fue sometido a cuatro operaciones entre el 20 de diciembre y el 27 de
febrero de 1827; su humor mejoró cuando Johann Stumpff, a quien había conocido
en 1824, le envío como regalo una edición de las obras de Händel en 40
volúmenes. También agradeció por escrito y de todo corazón, las 100 libras que
le había enviado la Sociedad Filarmónica de Londres para que lo “confortaran
durante su enfermedad”. El 24 de marzo llegó un pedido de vino del Rhin que
había hecho un mes antes, y Beethoven sólo dijo “Es una pena, muy tarde”, las que fueron, supuestamente, sus últimas palabras antes de caer en la inconsciencia.
El 26 se desató una tormenta vespertina. Anselm
Hüttenbrenner, uno de los dos testigos de la muerte de Beethoven, contó “A las
cinco se vio el fulgor de un relámpago y se oyó el estruendo de un trueno. Después
de este inesperado fenómeno de la naturaleza, que me sobresaltó enormemente,
Beethoven abrió sus ojos, levantó su puño derecho y, por unos segundos, miró
hacia arriba con una expresión muy seria y amenazadora…cuando dejó que la mano
levantada se hundiera en la cama, sus ojos se cerraron a medias… no más respiros,
no más latidos de corazón.” El otro testigo sólo dijo que Beethoven había
muerto alrededor del cuarto para la seis de la tarde. El funeral se celebró
tres días después y el actor Heinrich Anschütz recitó el panegírico que había
escrito el poeta Franz Grillparzer. Uno de los párrafos de la oración fúnebre
sintetiza lo que los vieneses sentían por Beethoven: “Quien venga tras él no
continuará; deberá volver a empezar, pues este precursor ha terminado su obra
allí donde terminan los límites del arte.”
Monumento de Beethoven en Viena
Finalizo esta semblanza completando el párrafo que
usé como epígrafe
“From
his success at combining tradition and exploration and personal expression, he
came to be regarded as the dominant musical figure of the 19th
century, and scarcely any significant composer since his time has escaped his
influence or failed to acknowledge it. For the respect of his works have
commanded of musicians, and the popularity they have enjoyed among wider
audiences, he is probably the most admired composer in the history of Western
music.”
Joseph
Kerman
©
Luis Gutiérrez R
Hola Luis, muchas gracias por obsequiarnos tan formidable trabajo. Es ciertamente muy completo y con gran valor para todos los que apreciamos y valoramos la monumental obra de Beethoven. Me permito dos comentarios: 1) Recomiendo ampliamente un video publicado por la BBC de Londres (he buscado por cielo, mar y tierra para contar con un DVD original, pero sin éxito). Yo pude verlo en partes en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=YueD9vB51hk 2) La sonata Appassionata No. 23, es opus 57 y no op. 54. Otra vez, muchas gracias por permitirnos disfrutar del fruto de tu trabajo, que es sumamente completo y gratificante. ¡Felicidades!
ResponderBorrarMuchas gracias Javier. Lo buscaré en YouTube. Perdón por el 54, fue un dedazo
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