Don Carlos, ¿cuál de
ellos?
Las modificaciones de
Verdi a sus óperas
Giuseppe Verdi ca. 1865-1867
Muy pocas óperas tienen tantas versiones como Don Carlos de Giuseppe Verdi; es más,
esta obra es la que más versiones tiene en la historia de la ópera.
Esta ópera no fue la primera que tuvo varias
versiones; por ejemplo, Christoph Willibald Gluck realizó dos versiones de Orfeo. La primera, estrenada en Viena,
fue Orfeo ed Euridice, en tanto que
unos años después la estrenó en París como Orphée
et Eurydice, ópera cuyo libreto no sólo se tradujo al francés, sino que
incluyó cambios motivados por la asignación del principal de castrato alto a tenor
“en alto”; Gluck compuso una nueva aria para Orfeo en el primer acto e introdujo la
Danza de las furias que Gluck había empleado en su ballet Don Juan: hoy día ambas versiones se interpretan frecuentemente en
el mundo. En el mismo siglo XVIII, Mozart compuso dos versiones para Don Giovanni, la primera para Praga y la
segunda para Viena. Las dos versiones difieren notablemente pues en la segunda
agregó un aria para Donna Elvira en el segundo acto, compuso una nueva aria
para Don Ottavio en el segundo acto, omitiendo la compuesta originalmente para
el primer acto, y sustituyó el aria de Leporello del segundo acto por un dueto
cómico ente éste y Zerlina, asimismo, es incierta la inclusión del sexteto
final de la ópera. Aunque ambas versiones pueden oírse en grabaciones,
actualmente se interpreta la más de las veces una versión mixta en la que se
incluyen todos los elementos de ambas, exceptuando el dueto cómico. En algunas
ocasiones, especialmente en festivales. se presenta una de las dos versiones en
su forma pura.
El caso más notable de la composición de
versiones, previamente a Don Carlos,
es Fidelio, ópera que Beethoven
compuso en tres ocasiones, las dos primeras llamadas Leonore. La versión que hoy oímos es la definitiva, Fidelio, aunque existen grabaciones de Leonore.
El mismo Verdi compuso varias versiones para
algunas de sus óperas, como I lombradi
alla prima Crociata–Jérusalem,
Stiffelio–Aroldo, Macbeth, La forza
del destino y Simon Boccanegra.
Como en los casos antes mencionados, existen grabaciones de todas las versiones
y, con excepción de las óperas que cambiaron de nombre, normalmente se presentan
las versiones finales, aunque no se han olvidado las originales y, como en el
caso de Don Giovanni, Macbeth se presenta normalmente con una
versión mixta.
Las
versiones de Don Carlos
Algunos
antecedentes
El director de la Opéra de Paris trató de
convencer a Verdi para que presentara una ópera en dicho teatro. Para ello,
hizo que Royer y Vaez, libretistas de Jérusalem,
sugirieran al Oso de Busseto que hiciera una ópera basada en una obra de
Schiller, habiendo ya usado Die Räuber
en I masnadieri y Kabale und Liebe en Luisa
Miller. Los libretistas ofrecían escribir un bosquejo para Fiesco ó para Don Carlos, obra por la que se decantaban dado su componente
romántico. Verdi rechazó la propuesta y Don
Carlos reposaría unos quince años hasta convertirse en la ópera más
ambiciosa y vasta de Verdi.
En 1863, Verdi fue a Madrid al estreno español
de La forza del destino. Por ello
visitó El Escorial al que calificó como “severo y terrible, como el monarca
salvaje que lo construyó.” Ese monarca, Felipe II, sería el personaje principal
de Don Carlos poco tiempo después.
En septiembre de 1864, el director de la Opéra,
Emile Perrin, volvió a intentar que Verdi regresara al teatro en el que Verdi
había estrenado exitosamente Les Vêpres
Siciliennes en 1855, pero que, al ser repuesta en 1863, hizo que Verdi
explotara durante los ensayos orquestales, al pedir a los músicos tocasen más
rápido un pasaje, a lo que los “maestros” respondieron tocándole aún más lento.
Verdi asistió a la premier, pero después abandonó París bastante enojado.
Aunque Verdi contestó negativamente a la
petición de Perrin no cerró completamente la puerta al escribir “si algún día
escribiese para la Opéra sería solamente con un poema escrito a mi entera
satisfacción, y sobre todo que encontrara realmente lleno de vida.”
Perrin mantuvo la presión vía Léon Escudier,
quien colaboraba con Verdi en la revisión de Macbeth, le sugirió Cleopatra
y King Lear como temas. Verdi
contestó: “Bromeas, ¿regresar a la Opéra después de Vèpres?... en resumen, todo depende del libreto. ¡Un libreto, un
libreto y haré la obra!”
Un mes después Escudier le
ofreció un argumento para el Don Carlos,
escrito por Joseph Méry en colaboración con Camille du Locle. Después de unos
días, Escudier escribió a Perrin: “En resumen, Verdi acepta el contrato para
componer una ópera para el inverno 1866–1867, sujeto a las condiciones que se
acuerden. Será King Lear o Don Carlos.”
Desde ese momento, Verdi decidió que hacer aparecer a Carlos V e incluir la
escena de Fontainebleau eran muy buenas ideas.
Por cierto, la obra de
Schiller no fue la única fuente del libreto de Méry y Du Locle. El primer acto,
el de Fontainebleau, tan querido por Verdi, y el auto da fé del acto III están
basados en Philippe II Roi d’Espagne,
obra de Eugéne Cormon, estrenada en 1847.
En otro orden de ideas, pese a haber dicho que
era imposible encontrar una cantante para el papel de Cordelia, Verdi seguía
pensando en llevar al escenario su obra favorita de Shakespeare. Como sabemos
nunca se materializó este sueño.
En diciembre de 1866, Verdi firmó el contrato e
inició la composición de la ópera de inmediato.
En adición a la inclusión de Carlos V y la
escena de Fontainebleau, Verdi consideró que, aunque no eran considerados
“operáticos”, los duetos de Felipe II con Posa y con el Gran Inquisidor
deberían ser parte de la acción, si bien no en la posición que les había
asignado Schiller en su obra. El dueto de Felipe II y Posa es una de las piezas
que Verdi modificó en varias ocasiones, haciéndola cada vez más corta y
significativa.
Creo que es necesario incluir en este punto una
breve sinopsis del argumento, para entender la diferencia entre las versiones
que se mencionarán más abajo.
Sinopsis
Prólogo e introducción
El bosque de Fontainebleau. Después de un
prólogo musical, un coro de leñadores y sus familias lamentan su miseria
causada por el crudo invierno y la guerra con España. La Princesa Elisabeth se
acerca con sus compañeros de caza. Las mujeres deciden apelar a su fama de
bondadosa y le presentan una vieja viuda que perdió dos hijos en la guerra. La
princesa le regala una cadena de oro y les promete que las hostilidades están
por terminar; de hecho, en ese momento un enviado viaja a pedir su mano para el
Infante de España. Los leñadores y sus familias la bendicen al retirarse el
grupo real.
Acto I
[Como se verá abajo, se cortaron prólogo e
introducción, por lo que la acción y la música original se condensaron en 54
compases, en los que Elisabeth entra a caballo con Thibault, su paje, y arroja
unas monedas a los leñadores, quienes se dispersan de inmediato]
El bosque de Fontainebleau. Se ha firmado un
tratado de paz entre España y Francia; el Infante Don Carlos se casará con
Elisabeth, la hija de Henri II. Carlos está en Francia de incógnito para ver a
su novia (canta su única aria de la ópera “Je l’a vue et sans son sourire”).
Elisabeth entra con Thibault. Carlos se presenta con un retrato del Infante,
ella lo reconoce y se enamoran de inmediato (dueto “De quel transports
poignants et doux Mon âme et pleine!”) Llega Lerma, el embajador español, con
su séquito, y les informa que Henri dio su hija no al Infante sino a Philippe
II. Ella acepta y el pueblo la aclama, a la vez que los jóvenes expresan su
desesperación.
Acto II
Escena 1
El claustro del monasterio de San Yuste a donde
se retiró Carlos V, el abuelo de Carlos. El Infante aparece sintiéndose
miserable y le parece oír la voz del gran Emperador. Llega su amigo Rodrigue,
Marqués de Posa, que recientemente regresó de Flandes e implora a Carlos que
salve a los oprimidos flamencos. Carlos le confiesa su amor por la Reina. Ambos
juran su amistad y devoción a la causa de la libertad (dueto “Dieu tu semas
dans nos àmes”).
Escena 2
En un jardín fuera del monasterio. Las damas de
la corte cantan un coro y Eboli la Canción del Velo. La Reina se une al grupo
seguida por Posa, éste distrae la atención de la Princesa hablando de los
chismes y la última moda en París; a la vez pasa subrepticiamente una nota de
Carlos a la Reina quien la lee. En un aparte, Posa solicita que la Reina conceda
una entrevista al Infante (canta la romanza “L’Infant Carlos notre espérance”),
se retira con Eboli; Carlos entra y, cuando Elisabeth le habla tiernamente, se
desmaya levantándose delirando y tomándola en sus brazos. Ella deshace el
abrazo recordándole que es su madre, y él se va desesperado. Se anuncia al Rey,
quien al encontrar sola a la Reina condena a su dama de compañía principal al
destierro. Elisabeth la conforta cantando la romanza “O ma chère compagne”. Al
retirarse todos, Philippe retiene a Posa. En un largo dueto, Posa denuncia temerariamente
la crueldad del Rey con los flamencos. Philippe se impresiona con su franqueza
y le dice que se cuide del Gran Inquisidor. A su vez se abre con él y le confía
sus sospechas acerca de la Reina y su hijo, y pide que los vigile.
Acto III
Escena 1
Los jardines de la Reina en Madrid. Elisabeth
entra con Eboli. La Reina, quien se suponía participaría en el divertissement de la noche se siente
cansada y piensa pasar la noche en oración como preparación para la coronación
de Philippe II al día siguiente. Por ello da su máscara, mantilla y collar a la
Princesa para que tome su papel pues nadie lo notará en la penumbra de la
noche. Eboli disfruta el momento (“Ma voilà reine pour une nuit”). Escribe
apuradamente una nota que da a un paje y declara que esa noche ‘intoxicará a
Carlos con su amor’. Sigue el ballet La
Peregrina, que Verdi escribió no sólo para llenar el expediente de la
Opéra, sino como una parte del argumento de la obra. La Peregrina es una perla
que poseía Philippe II y que al momento del estreno era del emperador Napoleón
III. Por supuesto, la perla es personificada por la Reina, más bien por Eboli
quien la reemplaza. Al término del ballet, Carlos entra leyendo la nota que
cree le envió la Reina para reunirse a la medianoche. Cuando Eboli llega, él va
extáticamente a ella. El error se revela y Eboli convierte su amor en ira
feroz, jurando tomar venganza de Carlos y la Reina. Posa se les une y amenaza a
la Princesa con un puñal, pero Carlos le impide matarla. Ella sale furiosa y
Posa pide a Carlos le confíe cualquier documento que lo incrimine.
Escena 2
La plaza fuera de la iglesia de Nuestra Señora
de Atocha en Valladolid. La coronación de Philippe II será celebrada con un auto-da-fé. La corte, el populacho y algunos
monjes se reúnen ante una procesión solemne. Carlos al frente de un grupo de
seis diputados flamencos interrumpe la procesión implorando piedad por Flandes.
El Rey ordena su arresto y Carlos lo amenaza desenvainando la espada. Posa lo
desarma y el Rey lo hace Duque. El auto-da-fé
continúa y al elevarse las llamas, se oye una Voz de los Cielos que da la
bienvenida a las almas de los herejes.
Acto IV
Escena 1
El estudio del Rey en Madrid. Philippe cavila
sobre su vida sin amor y su hijo rebelde (canta el aria “Elle ne m’aime pas!”)
Llega el Gram Inquisidor a quien el Rey pregunta si él, un cristiano, puede
sacrificar a su propio hijo, el fraile le responde que eso es lo que hizo Dios
y continúa pidiendo que Posa, un hombre lleno con ideas novedosas y peligrosas,
sea entregado a la Inquisición. Philippe se rehúsa lo que enfurece al Gran
Inquisidor por lo que el Rey cede a su exigencia. Al salir el fraile, la Reina
entra corriendo diciendo que han robado el cofre de sus joyas. Philippe lo
tiene sobre su mesa y al romperlo para abrirlo. encuentra el retrato que Carlos
de dio en Fontainebleau. Por ello, la acusa de adulterio y Elisabeth se desmaya
por lo que el Rey pide ayuda. Eboli y Posa entran, éste dice a Philippe que se
controle y cuando la Princesa y la Reina quedan solas y Eboli, arrepentida,
dice a Elisabeth que ella fue quien la acusó ante el Rey pues Carlos rechazó su
amor. La Reina piensa que esto es digno de perdón, pero Eboli confiesa otro
pecado: fue amante de Philippe. Elisabeth le ordena que escoja entre la
clausura y el exilio. Eboli escoge lo último y decide salvar a Carlos antes de
partir (canta el aria “O don fatal”).
Escena 2
Una prisión. Posa visita a Carlos quien se encuentra
preso. Le dice que encontraron los papeles incriminatorios y por ello lo
matarán y el Infante será liberado para ir a salvar a Flandes. Se oye un
disparo de mosquete y Posa cae muerto. El Rey entra a liberar a su hijo, pero
Carlos lo rechaza con horror. Una turba azuzada por Eboli, ataca la prisión
para liberar al Infante, sin embargo, a una orden del Gran Inquisidor todos
caen de rodillas ante el Rey.
Acto V
De nuevo el claustro del monasterio de San
Yuste. Elisabeth se dirige a la tumba de Carlos V y recuerda su felicidad en
Fontainebleau (canta el aria “Toi qui sus le néant”). Carlos llega para
despedirse de ella antes de salir a Flandes y decirle que sólo se reunirán
después en otro mundo. El Rey, el Gran Inquisidor y soldados llegan a prender a
Carlos, pero antes que lo arresten se abre la puerta de la tumba de Carlos V, éste
aparece y se lleva al Infante consigo dentro del monasterio.
Composición
y cortes
Desde los meses de composición Verdi inició el
corte de elementos de la ópera. Motivado principalmente por la mala relación
entre Marie–Constance Sass y Pauline Gueymard–Lauters, las primeras Elisabeth y
Eboli respectivamente, cortó un dueto entre Elisabeth y Eboli durante la
primera escena del acto IV, en el que se hace patente el hecho de que la
Princesa haya sido amante del Rey es la razón por la que la Reina la destierra;
también cortó un dueto entre Philippe II y Don Carlos posterior a la muerte de
Posa en la segunda escena del mismo acto, debido a las protestas de
Jean–Baptiste Faure, creador de Posa, cuyo “cadáver” debería permanecer durante
mucho tiempo en el escenario, es decir hasta que baja el telón después de la
fallida rebelión. También cortó un aria para Don Carlos en el acto V, dada la
estupidez manifiesta (sic) del creador del papel, el tenor A. Morère.
Verdi sabía que la Opéra le provocaría dolores
de cabeza. El principal fue el cambio de cantante para el papel de la Princesa
Eboli. Verdi compuso la Canción del Velo para la contralto Rosine Bloch, quien dejó
la producción al ser incorporada por la administración como Fidès en una
reposición de Le Prophète; la cantante
sustituta, Pauline Gueymard, era una soprano que había estrenado el papel de
Leonora en Le Trouvère unos años
antes, y fue para su tesitura que compuso “O don fatal”. Esto creó un problema
para la soprano y para las Eboli que siguieron, dado el cambio de tesitura de
las dos arias. Desde el estreno, se han hecho trasposiciones en cualquiera de
ambas piezas, dependiendo de las características de las cantantes.
Verdi también detestaba la lentitud con la que
se tomaban decisiones, lo que caricaturiza al decir “discuten por veinticuatro
horas si Faure o Sass deben levantar un dedo o toda la mano.” La cantidad de
ensayos de una obra nueva lo sacaba de sus casillas y comparaba las tres
semanas usuales en Italia con los más de 200 ensayos, excluyendo las sesiones
individuales de coaching, que se necesitaron para Don Carlos. En su opinión tanto ensayo y discusión hacían que se
perdiese toda la espontaneidad al llegar el día del estreno.
Generalprobe. 24 de
febrero de 1867
Como se mencionó, se llegó al ensayo general
habiendo eliminado los duetos entre Elisabeth y Eboli y Philippe y Don Carlos y
la segunda aria de este último.
El ensayo inició a las 7 de la noche y terminó
23 minutos pasada la media noche. Un reporte anónimo menciona que aún si los
intermedios hubieran sido más cortos, la ópera excedía al menos en 15 minutos
lo usual. La Opéra de Paris tenía reglas muy rígidas en cuanto a esto, pues la
hora de inicio no debería ser antes de las 7 para no apurar la cena de los
asistentes (sic) y no exceder medianoche, ya que la hora de salida del último
tren a los suburbios era las 12:35.
La première. 11 de
marzo de 1867
En el periodo transcurrido entre el ensayo
general y el estreno, Verdi realizó un corte importante al eliminar el prólogo
del acto I, también reescribió el dueto entre Philippe II y Posa y el solo de
éste en el acto II, acortándolos. Lo expresado por la censura en su reporte del
28 de febrero, en el sentido de que la posición filosófica de Posa atentaba
contra la monarquía y que la figura del Gran Inquisidor era una sátira del
absolutismo religioso, pudo ser superado, afortunadamente, por la dirección de
la Opéra y los creadores de la ópera.
El estreno de Don Carlos, Grand opéra
en cinco actos, se realizó el 11 de marzo de 1867 en la Salle Le Peletier,
entonces el Théâtre Impérial de l'Opéra. La obra tiene las características del
subgénero, incluido un ballet, en el acto III, así como algunos divertissements, tales como la canción
del velo y el auto-da-fé.
Salle Le Peletier ca. 1867
Verdi escribió a un amigo: “Ayer Don Carlos, ¡no fue un éxito! No sé que pasará después con ella,
pero no me sorprendería que no cambiasen las opiniones.” Al salir de París
autorizó un corte adicional a la escena 2 del acto IV. Pese a su opinión, la
ópera se presentó 43 veces en la temporada con una muy buena taquilla. Sin
embargo, la Opéra la retiró desde 1869 para regresar hasta el siglo pasado.
Necesito un alto en este momento pues ya
tenemos varias versiones:
· Una
“ur–versión” incluye los duetos de Elisabeth–Eboli, Philippe II–Don Carlos, el
prólogo al acto I, el solo total de Posa, el dueto completo de Philippe II–Posa
y la segunda aria de Don Carlos en el acto V.
· La
versión del ensayo general (que algunos llaman la de 1866), incluye el prólogo
y el solo de Posa y de su dueto con el Rey completos.
· La
versión de la premier (la versión de 1867), sin prólogo y con las compresiones
mencionadas arriba.
De inmediato se procedió a la traducción del
libreto al italiano. Ésta la realizó Achille de Lauzières y se usó por primera
vez en Covent Garden, donde se la ópera se destazó desvergonzadamente. Angelo
Mariani dirigió el estreno italiano la versión de 1867 con la traducción de
Lauzières, en el Teatro Comunale de Bologna el 27 de octubre del mismo año.
La ópera fue estrenada en Nápoles en 1871, pero
no fue sino hasta su reposición en 1872 cuando tuvo mucho éxito con un reparto
encabezado por Teresa Stolz y Maria Waldmann, como Elisabetta y Eboli
respectivamente.
·
En
la versión de Nápoles (la de 1872) Verdi revisó el dueto entre el rey y Posa con
nuevos versos de Antonio Ghislanzoni, y suprimió dos movimientos del dueto
entre Elisabetta y Don Carlo en el acto V.
Desde 1875, Verdi empezó a contemplar la
posibilidad de reducir la ópera a dimensiones más manejables. Sin embargo, no
fue sino hasta 1882–1883 que Verdi realizó una revisión a fondo de la ópera.
Dado que Don
Carlos fue concebida como una ópera francesa, estaba condicionada por la
prosodia del idioma y la métrica tradicional de los versos franceses, recurrió
para los textos modificados a Camille du Locle, uno de los libretistas
originales. El texto final fue traducido al italiano por Angelo Zanardini con
base en la traducción de Achille de Lauziéres. No sólo hubo modificaciones
estructurales, como la eliminación total del primer acto, lo que causó que el
inicio de la ópera incluyese una romanza de Carlo que hiciese referencia a lo
sucedido en Fontainebleau. sino también se reescribieron, poética y
musicalmente, muchos versos y hasta secciones completas. En esto último destaca
la nueva composición del dueto de Filippo y Rodrigo del primer acto (antes
segundo), obteniendo uno nuevo aún más corto y poderoso.
Verdi quedó satisfecho con la nueva Don Carlo. Sin embargo, muchos críticos
y aficionados, el que escribe incluido, piensan que los motivos musicales oídos
en la romanza de Carlo y en la segunda aria de Elisabetta no dan una idea completa
del bellísimo dueto de las versiones de cinco actos.
La revisión de Don Carlo se estrenó en el Teatro alla Scala de Milán el 10 de
enero de 1884. No se incluyó el ballet por lo que Verdi decidió cortar también
la escena previa al mismo, lo que da lugar a una pregunta sin respuesta al
quedar sin explicación clara la confusión acerca las de personalidades de
Elisabetta y Eboli por parte de Carlo al inicio del segundo acto (antes
tercero).
Casi tres años después, el diario especializado
de Ricordi, Gazzetta Musicale di Milano,
reportó una función, dada en Módena el 29 de diciembre de 1886, que incorporó
el acto de Fontainebleau a la versión de cuatro actos, quedando de nuevo en
cinco actos, eliminando la romanza de Carlo del inicio de la ópera de cuatro
actos. No se tiene evidencia documental, pero el hecho de que se publicara como
“permitida y aprobada por su ilustre autor” indica que esta versión no fuese
reprobada por Verdi, pues de haberlo hecho, no hay duda de que hubiese armado
un escándalo legal por derechos de autor, de los que era uno de sus más sólidos
campeones.
Así, llegamos a las dos últimas versiones de Don Carlos–Don Carlo compuestas, o al
menos sancionadas por Verdi.
·
La
versión de cuatro actos estrenada en Milán en 1884.
·
La
versión de cinco actos estrenada en Módena, también en italiano, en 1886.
Conclusiones
A las seis versiones mencionadas, se pueden
agregar varias combinaciones y permutaciones que generan otras “versiones”.
El ballet puede agregarse en cualquiera de
ellas, incluyendo la de cuatro actos, sin embargo, generalmente se omite dado que
el costo de la producción de la ópera, elevado de cualquier forma, sería muy
difícil de cubrir por las casas de ópera de hoy; en caso de presentar el ballet
habría que restablecer la escena previa, cortada en la versión de cuatro actos.
He tenido la suerte de asistir a cinco
producciones de la ópera, todas en italiano y sin el ballet.
· La
producción de Graham Vick en la Opéra de Paris de la versión de cuatro actos.
· Las
producciones de John Dexter y Nicholas Hytner, ambas en el MET, de la versión
de Módena.
· La
producción de Herbert Wernicke en Salzburgo de una versión de cuatro actos,
pero agregando el dueto de Filippo y Carlo en el tercer acto.
· La
producción de Peter Stein en Salzburgo de una versión en cinco actos que
incluyó el Preludio e Introducción al acto I, la escena previa al ballet en el
acto III y el dueto entre Filippo y Carlos en el acto IV
Las producciones de John Dexter y Peter Stein
están documentadas en DVD.
· James
Levine dirige la producción de Dexter con Nicolai Ghiaurov, Plácido Domingo,
Louis Quilico, Mirella Freni y Ferruccio Furlanetto. La orquesta y el coro son
los del MET.
· Antonio
Pappano dirige la de Stein con Matti Salminen, Jonas Kaufmann, Thomas Hampson,
Anja Harteros, Ekaterina Semenchuk y Eric Halfvarson. La orquesta es la
Filarmónica de Viena y el coro el de la Ópera de Viena.
También se encuentra en DVD una grabación de la
versión de 1867 del Théàtre du Chàtelet, dirigida por Antonio Pappano, con José
van Dam, Roberto Alagna, Thomas Hampson, Karita Mattila, Waltraud Meier y Eric
Halfvarson.
En cuanto a grabaciones discográficas,
recomiendo a quien esté interesado en Don
Carlo dos grabaciones
· De
la versión de Módena, la grabación dirigida por Carlo Maria Giulini con Ruggero
Raimondi, Domingo, Sherrill Milnes, Montserrat Caballé, Shirley Verrett y
Giovanni Foiani, todos ellos en la cúspide de sus carreras. La Orquesta es la
del Teatro de Covent Garden y el coro el Ambrosian Opera Chorus. Ésta es sencillamente
mi grabación favorita de cualquier ópera.
· De
la de Milán, la dirigida por Herbert von Karajan con Ghiaurov, José Careras,
Piero Cappuccilli, Freni, Raimondi y Agnes Baltsa también es formidable. También
participan José van Dam, Edita Gruberova y Barbara Hendricks. La orquesta es la
Filarmónica de Berlín y el coro el de la Deutschen Oper Berlin. No conozco
grabaciones de muchas óperas que reúnan esta constelación de artistas.
Una grabación de la versión de cinco actos en francés
es la de Claudio Abbado con Ghiaurov, Domingo, Leo Nucci, Katia Ricciarelli y
Lucia Valentini–Terrani, con la orquesta y coro del Teatro alla Scala. En este
registro, Abbado presenta comparativamente las versiones de 1866 y 1867.
Espero revisitar esta ópera en un futuro
cercano, ojalá en francés, entonces se los reportaré.
© Luis Gutiérrez
Ruvalcaba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario