Rodrigo Macías
Das Rheingold en concierto. 22 de
septiembre de 2019
Rodrigo Macías, director general de la Orquesta
Sinfónica del Estado de México, decidió iniciar la temporada 141 del ensamble
musical haciendo una apuesta muy seria, poniendo en concierto el prólogo de ‘El
anillo del nibelungo’ en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM.
En lo personal, no soy afecto a las llamadas
galas en las que uno o más solistas cantan, las más de las veces con gran
lucimiento, arias o números de conjunto de diversas óperas. Estos espectáculos
son el nirvana de los adoradores de las voces operísticas, pero a mi me gusta
la ópera, es decir un drama que se transmite esencialmente a través de la
música. La ópera, especialmente una de las gesamkunstwerke (obras de
arte total) wagnerianas, deja de ser ópera al privarse de escenografía,
vestuario y demás parafernalia, que acompaña a una producción operística, bien
sea con un director “tradicional” o con uno “innovador”.
Desde hace muchos años he admirado la
honestidad musical, así como el talento y trabajo de Rodrigo Macías, y esta fue
la razón por la que vencí la resistencia que tengo a acercarme a una ópera en
concierto, especialmente si es de Wagner, y más especialmente si se interpreta
un domingo por la tarde.
Confieso que estoy muy contento por haber
vencido mi flojera dominical y mi resistencia a acudir a una ópera en
concierto, pues tanto Macías, como la OSEM, y el grupo de catorce solistas
lograron una estupenda interpretación musical de ‘El oro del Rin’.
La orquesta no es sólo una de las mejores del
país, también decidió salir a lucirse abordando la partitura de esta obra.
Brillaron los metales, tanto que una nota falsa fue muy notable, las cuerdas,
al igual que las maderas y las percusiones lograron una interpretación
excelente.
Yo no sé si el hecho de tener una orquesta en
la plataforma de conciertos en lugar de en un foso operístico influyera, pero
mi única queja del desempeño de Macías es que en momentos el volumen de algunas
secciones de la orquesta fue notablemente superior al requerido.
El nivel de los cantantes fue muy alto,
especialmente los de Levent Barkici quien cantó el papel de Alberich, Krisztián
Cser que lo hizo como Wotan, y Michael Müller–Kasztelan como Loge. Grace
Echauri (Fricka), Alejandra Sandoval (Freia), Belem Rodríguez (Erda), Marcela
Chacón, Zaira Soria y Julietta Beas (las ondinas del Rin, Woglinde, Wellgunde y
Flosshilde respectivamente) y Hernán Iturralde y Mikhail Svetlov (los gigantes
Fasolt y Fafner), lo hicieron muy bien. También cantaron David Robinson
(Donner), Óscar Santana (Froh) y César Delgado (Mime).
Lo único negativo fue que la sala no estuviera
a reventar, de hecho, no se ocupó más del 60% de la capacidad, pese a que los
precios de entrada fueron casi un regalo -50 pesos los más caros. Me pregunto
si fue por falta de publicidad, o falta de interés.
Por supuesto que hubo imperfecciones, son parte
de la vida, pero éstas no lograron borrar la buena impresión que dejó el
concierto.
Por cierto, este concierto fue una espléndida
conmemoración del sesquicentenario, exacto, del estreno de la obra, y del 109º
aniversario de la fundación de la Universidad Nacional de México; la autonomía
se logró hasta 1929, por lo que espero que en diez años la Universidad siga
siendo autónoma y que celebremos el centenario con toda la seriedad y alegría
que esto representa.
Luis Gutiérrez
A mi me encantan las Galas �� un día vimos a Bryn Terfel con un pianista Martineu en el Carnegie Hall y fue inolvidable, maravilloso Bryn y la acústica del recinto como ninguna otra sala en donde hayamos estado
ResponderBorrarLloraba yo de la emoción y me di cuenta que varios estábamos haciendo lo mismo, llorando de la emoción que nos provocó
Estimado desconocido,
BorrarGracias por leer mis impresiones de este concierto. Es claro que respeto profundamente a quienes les gustan las galas, y a todos aquellos que les guste la música o el teatro. Sobre todo la fusión de ambas artes que representa la ópera