Otello en
Bellas Artes. 11 de julio de 2019
Lorenzo Dicaro y Elizabeth Caballero
La producción de Otello estrenada en noviembre de 2017 fue repuesta poco más de
año y medio, lo que es, sin duda, una buena noticia ya que la Compañía Nacional
de Ópera no tiene por costumbre reponer las producciones, creo que ésta rompe
el récord de la CNO al presentarse en ocho funciones, cuatro en 2017 y cuatro
en 2019. La función a la que asistí fue la última de esta ocasión y el teatro
estuvo prácticamente lleno.
El director de escena, Luis Miguel Lombana
volvió a presentar una escena a base de columnas en un ambiente muy oscuro.
Decidió mantener algunos conceptos, tales como el traje de amazona que
Desdemona viste durante el dueto final del primer acto. Este vestuario más
militar que casero, me hace pensar que ella se encontraba con Otello en la
batalla; si no es así, sigo creyendo que un traje de montar no es el indicado
para seducir al General que regresa victorioso –algunos me dirán que hay
fetiches que no conozco–, por otro lado, si hubiese viajado con su esposo no
tendría sentido que Iago convenciera a Otello que Desdemona, que estaba con él,
le había sido infiel con Cassio, que estaba en tierra. Estoy seguro de esto
último porque es él quien canta ‘Or la folgor lo svela... È la nave del Duce…
Ergi il rostro dall’onda.’; antes de eso, en la tercera escena del acto, los
chipriotas cantan un coro de alegría al disponerse a pasar la velada, ‘Fuoco di
gioia’ durante el que brilla por su ausencia conspicua cualquier asomo de una
fogata simulada o al menos una antorchita. Debo decir Lombana hizo
modificaciones de su producción muy atinadas; durante uno de los momentos
culminantes, quizá el punto álgido, de la ópera al final del tercer III, Iago
exclama “Chi può vietar che questa fronte prema col mio tallone? … Ecco il
Leone!” –Otello se encuentra en un extremo del escenario inconsciente vencido
por una convulsión– no demuestra el placer que le proporciona la humillación
del moro pisando su cabeza, aunque esta vez no abandona respetuosamente la
escena, como sucedió hace año y medio, sino se queda al lado de su odiado
superior al momento que baja el telón. Otro cambio, importante y bienvenido,
fue el rediseño de la escena de la muerte, al hacerla por estrangulación, la
forma más personal posible de asesinar al ser amado.
En esta ocasión, Don Luis Miguel decidió
mostrarnos un Otello con la tez morena, a diferencia de lo sucedido originalmente en la producción cuando el Moro de Venecia su cara tenía el color de la cara de
una princesa nórdica.
El trabajo de los diseñadores de escenografía,
vestuario e iluminación de Adrián Martínez Frausto, Laura Rode y Estela Fagoaga
respectivamente, fue retocar los elementos originales de la producción,
manteniendo sus aciertos y defectos.
El siguiente párrafo es un autoplagio.
“Otello no es un personaje fácil de interpretar
pues requiere de una voz más expresiva que bella, mucha estamina y capacidad de
dominar la dinámica completamente. Desde su presentación, la más espectacular
de la historia de toda la ópera, en la que con voz estentórea declara
‘Esultate…’ con toda la fuerza posible, hasta el final de la ópera en la que
‘un altro bacio…’ debe cantarse mezza voce y pp. Además, debe ser
un actor consumado que al inicio la ópera retorna vencedor del enemigo y la
naturaleza, y poco a poco se va convirtiendo en una piltrafa humana. Durante el
acto IV ya se convierte en un animal salvaje capaz de ejecutar un acto
deplorable asesinando a quien ama y que a su vez lo ama.”
Lorenzo Dicaro
El tenor italiano Lorenzo Decaro tiene la presencia
que me hace pensar en el general veneciano que deriva de vencedor militar en
perdedor ante sus emociones y la intriga de su alférez, entró vocalmente con un
espléndido “Esultate…” pero su canto no fue capaz de expresar la dulzura del
dueto final del primer acto, ni, contradictoriamente, el crecimiento de los
celos instigados por Iago. Su actuación no fue convincente, lo cual pudo haber
impactado en la falta de credibilidad musical del personaje. En realidad, el
papel de Otello siempre ha sido muy difícil de lograr.
El barítono italiano Giuseppe Altomare regresó
a interpretar un Iago tan malvado como inteligente en esta ocasión. El
personaje que logró crear fue el de aquel político resentido social y
políticamente por no haber logrado alcanzar sus metas. Como sabemos su parte
musical es más declamatoria que la de Otello y, probablemente más difícil dado
el impresionante número de cromatismos que le presenta la partitura. Su
catecismo, el “Credo” fue realmente impresionante, tanto que no faltó quien
interrumpiera con aplausos el flujo musical del acto. Su interpretación no
mereció un pero.
Lorenzo Dicaro, Elizabeth Caballero y Grace Echauri
Elizabeth Caballero moldeó una Desdemona más
que aceptable, diría que brillante durante el concertante del tercer acto y al
regalarnos una hermosa hermosísima “canción del sauce” seguida del Ave Maria.
Su actuación fue impecable.
Los papeles secundarios fueron bien ejecutados,
especialmente Cassio interpretado por Andrés Carrillo y Emilia por Grace
Echauri. Luis Rodarte como Montano tuvo un buen “È l’alato Leon”. Orlando
Pineda como Roderigo, Alejandro López como Ludovico y Mariano Fernández como el
heraldo estuvieron bien-
La Orquesta del Teatro de Bellas Artes volvió a
darnos una función excelente. Los metales y los violonchelos durante el acto I
estuvieron espectaculares, lo que hizo pasar por alto la pifia inicial de uno
de los cornos.
El Coro del Teatro de Bellas Artes, esta vez
preparado por Stefano Ragusini, tuvo una muy buena noche. Durante la serenata
del segundo acto el coro infantil Grupo Coral Ágape tuvo una buena actuación.
El héroe de la noche fue el joven director
concertador Gavriel Heine, pues fue capaz de extraer de la orquesta, los coros
y los solistas, la que fue, en mi opinión, una función a la que me arrepentiría
el no haber asistido
© Luis Gutierrez R
Evidentemente vimos dos funciones muy diferentes, caro luigibassi. La mía, como habrás visto en mi facebook, dio lugar a un artículo muy decepcionado. Abrazos, Vlad.
ResponderBorrarAprecio el comentario Vlad. Si leí tu artículo después de que escribí éste. Es claro que en esta ocasión divergimos, pero eso es normal fuera de la 4T. Un abrazo.
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