jueves, 25 de julio de 2019

A 10 años de Don Pasquale


Hace diez años, el 25 de julio de 2009, se estrenó la producción de Don Pasquale realizada por Pro Ópera en alianza con la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. 

El Maestro concertador fue Rodrigo Macías, quien dirigió al Ensamble Filarmonía y miembros del Coro de la Escuela Nacional de Música preparados por Samuel Pascoe. El concepto escénico fue creación de José Antonio Morales, quien también diseñó la escenografía y vestuario con la colaboración de Rosa Blanes.

Rodrigo Macías

José Antonio Morales (Josefo)

Rosa Blanes Rex


Charles Oppenheim como Don Pasquale, Josué Cerón como Malatesta, Rebeca Olvera como Norina, Javier Camarena como Ernesto y Edgar Gil como el notario, integraron el elenco. 

Josué Cerón y Charles Oppenheim

Javier Camarena

Rebeca Olvera

Además de las cuatro funciones escenificadas en la Sala Miguel Covarrubias, la ópera se presentó, con varios elencos, al menos en 20 ocasiones, en las Facultades de Estudios Superiores Acatlán e Iztacala de la UNAM, el Teatro Peón Contreras de Mérida, el Teatro Bicentenario de León, el Teatro Degollado de Guadalajara, el Teatro Bicentenario de Torreón y el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario de Texcoco.

Varios momentos de la producción

Aplausos al final

¡Diez años pasaron volando!








domingo, 14 de julio de 2019

General veneciano estrangula esposa



Otello en Bellas Artes. 11 de julio de 2019

Lorenzo Dicaro y Elizabeth Caballero

La producción de Otello estrenada en noviembre de 2017 fue repuesta poco más de año y medio, lo que es, sin duda, una buena noticia ya que la Compañía Nacional de Ópera no tiene por costumbre reponer las producciones, creo que ésta rompe el récord de la CNO al presentarse en ocho funciones, cuatro en 2017 y cuatro en 2019. La función a la que asistí fue la última de esta ocasión y el teatro estuvo prácticamente lleno.

 El director de escena, Luis Miguel Lombana volvió a presentar una escena a base de columnas en un ambiente muy oscuro. Decidió mantener algunos conceptos, tales como el traje de amazona que Desdemona viste durante el dueto final del primer acto. Este vestuario más militar que casero, me hace pensar que ella se encontraba con Otello en la batalla; si no es así, sigo creyendo que un traje de montar no es el indicado para seducir al General que regresa victorioso –algunos me dirán que hay fetiches que no conozco–, por otro lado, si hubiese viajado con su esposo no tendría sentido que Iago convenciera a Otello que Desdemona, que estaba con él, le había sido infiel con Cassio, que estaba en tierra. Estoy seguro de esto último porque es él quien canta ‘Or la folgor lo svela... È la nave del Duce… Ergi il rostro dall’onda.’; antes de eso, en la tercera escena del acto, los chipriotas cantan un coro de alegría al disponerse a pasar la velada, ‘Fuoco di gioia’ durante el que brilla por su ausencia conspicua cualquier asomo de una fogata simulada o al menos una antorchita. Debo decir Lombana hizo modificaciones de su producción muy atinadas; durante uno de los momentos culminantes, quizá el punto álgido, de la ópera al final del tercer III, Iago exclama “Chi può vietar che questa fronte prema col mio tallone? … Ecco il Leone!” –Otello se encuentra en un extremo del escenario inconsciente vencido por una convulsión– no demuestra el placer que le proporciona la humillación del moro pisando su cabeza, aunque esta vez no abandona respetuosamente la escena, como sucedió hace año y medio, sino se queda al lado de su odiado superior al momento que baja el telón. Otro cambio, importante y bienvenido, fue el rediseño de la escena de la muerte, al hacerla por estrangulación, la forma más personal posible de asesinar al ser amado.

En esta ocasión, Don Luis Miguel decidió mostrarnos un Otello con la tez morena, a diferencia de lo sucedido originalmente en la producción cuando el Moro de Venecia su cara tenía el color de la cara de una princesa nórdica.

El trabajo de los diseñadores de escenografía, vestuario e iluminación de Adrián Martínez Frausto, Laura Rode y Estela Fagoaga respectivamente, fue retocar los elementos originales de la producción, manteniendo sus aciertos y defectos.

 El siguiente párrafo es un autoplagio.

“Otello no es un personaje fácil de interpretar pues requiere de una voz más expresiva que bella, mucha estamina y capacidad de dominar la dinámica completamente. Desde su presentación, la más espectacular de la historia de toda la ópera, en la que con voz estentórea declara ‘Esultate…’ con toda la fuerza posible, hasta el final de la ópera en la que ‘un altro bacio…’ debe cantarse mezza voce y pp. Además, debe ser un actor consumado que al inicio la ópera retorna vencedor del enemigo y la naturaleza, y poco a poco se va convirtiendo en una piltrafa humana. Durante el acto IV ya se convierte en un animal salvaje capaz de ejecutar un acto deplorable asesinando a quien ama y que a su vez lo ama.”

Lorenzo Dicaro

El tenor italiano Lorenzo Decaro tiene la presencia que me hace pensar en el general veneciano que deriva de vencedor militar en perdedor ante sus emociones y la intriga de su alférez, entró vocalmente con un espléndido “Esultate…” pero su canto no fue capaz de expresar la dulzura del dueto final del primer acto, ni, contradictoriamente, el crecimiento de los celos instigados por Iago. Su actuación no fue convincente, lo cual pudo haber impactado en la falta de credibilidad musical del personaje. En realidad, el papel de Otello siempre ha sido muy difícil de lograr.

El barítono italiano Giuseppe Altomare regresó a interpretar un Iago tan malvado como inteligente en esta ocasión. El personaje que logró crear fue el de aquel político resentido social y políticamente por no haber logrado alcanzar sus metas. Como sabemos su parte musical es más declamatoria que la de Otello y, probablemente más difícil dado el impresionante número de cromatismos que le presenta la partitura. Su catecismo, el “Credo” fue realmente impresionante, tanto que no faltó quien interrumpiera con aplausos el flujo musical del acto. Su interpretación no mereció un pero.

Lorenzo Dicaro, Elizabeth Caballero y Grace Echauri

Elizabeth Caballero moldeó una Desdemona más que aceptable, diría que brillante durante el concertante del tercer acto y al regalarnos una hermosa hermosísima “canción del sauce” seguida del Ave Maria. Su actuación fue impecable.

Los papeles secundarios fueron bien ejecutados, especialmente Cassio interpretado por Andrés Carrillo y Emilia por Grace Echauri. Luis Rodarte como Montano tuvo un buen “È l’alato Leon”. Orlando Pineda como Roderigo, Alejandro López como Ludovico y Mariano Fernández como el heraldo estuvieron bien-

La Orquesta del Teatro de Bellas Artes volvió a darnos una función excelente. Los metales y los violonchelos durante el acto I estuvieron espectaculares, lo que hizo pasar por alto la pifia inicial de uno de los cornos.

El Coro del Teatro de Bellas Artes, esta vez preparado por Stefano Ragusini, tuvo una muy buena noche. Durante la serenata del segundo acto el coro infantil Grupo Coral Ágape tuvo una buena actuación.

El héroe de la noche fue el joven director concertador Gavriel Heine, pues fue capaz de extraer de la orquesta, los coros y los solistas, la que fue, en mi opinión, una función a la que me arrepentiría el no haber asistido

© Luis Gutierrez R