Andrew Lamb define operetta, en “The New Grove
Dictionary of Opera”, como:
Una ópera
ligera con diálogo hablado, canciones y danzas.
Die
Fledermaus
de Johann Strauss II, El murciélago
(una maravillosa palabra que incluye las cinco vocales del alfabeto español),
es indudablemente la opereta más popular, ocupando el11º lugar, 3744 funciones
de 608 producciones, entre todos los títulos representados en las casas de
ópera de todo el mundo entre 2008 y 2017, según Operabase.
La razón de la popularidad de esta opereta es,
además del atractivo de sus temas musicales, la ilusión que muchos de nosotros
tenemos por participar en un reventón de la magnitud del que vemos sobre el
escenario.
En esta ocasión la producción de Luis Miguel
Lombana, aunada a los diseños de escenografía e iluminación de Jesús Hernández,
y del vestuario por parte de Jerildy Bosch, retrata fielmente lo que pudo ser
una fiesta de fin de año en Viena a mediados del siglo XIX.
La producción se sometió a la doctrina
especificada varias veces: “se canta en alemán y se habla en español”. El uso
de los diálogos en español, es una adaptación al México de los últimos años,
desde el “cenas y te vas” de Rosalinde a Eisenstein, a “¿cuál es este palacio?”
de Olga a lo que Frosch responde “El Palacio de Hierro”. Hay que decir que se
oyeron muchas carcajadas del público, a ratos demasiadas, derivadas de los
diálogos y de los supertítulos de los números cantados.
Las risotadas se mezclaron con el placer que
algunos miembros del respetable tuvieron al identificar, y declararlo
sonoramente, las obras que Alfred cantaba de cuando en cuando, la mayor de las
veces con arias de Puccini totalmente anacrónicas con la Viena de los
novecientos medios.
La interpretación dramática fue de primera
línea, destacando la Adele de Claudia Cota, el Orlofsky de Guadalupe Paz, y el
Frank de Charles Oppenheim.
Marcela Chacón cantó una espléndida Rosalinde,
con una voz entonada, con gran volumen, bello timbre y hermosas líneas de
canto. Guadalupe Paz también tuvo una interpretación vocal espléndida.
Los otros roles principales, José Adán Pérez
como Eisenstein y Armando Gama como Falke tuvieron por su parte actuaciones dramáticas
y vocales muy convincentes. El Alfred de Enrique Guzmán fue muy simpático y
adecuado, por ejemplo al cantar “E lucevan le stelle” estando encarcelado.
Los papeles menores fueron cubiertos con
corrección por Antonio Duque, Blind, Lourdes Echevarría, Ida, y Juan Carlos
Beyer, Frosch.
Srba Dinic concertó brillantemente a los
solistas con la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes – esta vez
preparado por Stefano Ragusini –, cuerpos artísticos que tuvieron una
interpretación sin tacha.
Al final pensé, ojalá algún día de estos tenga
la oportunidad de participar en un reventón como el que hoy disfruté, al ver
disfrutar a los artistas que lograron una muy buena función de El murciélago.
© Luis Gutiérrez