Il segreto di Susanna en la UNAM. 13 de
agosto de 2017
Cultura
UNAM presenta IM–PULSO, iniciativa que busca convertirse en un espacio anual en
el que crezcan los más eclécticos lenguajes de las artes escénicas, en palabras
expresadas en el programa de mano.
Uno
de los proyectos es la presentación de la ópera bufa Il segreto di Susanna que Ermanno Wolf–Ferrari compuso en 1909, en
la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.
Irasema Terrazas, Alejandro Camacho y Josué Cerón
©
Hernán del Riego
El
argumento de este caramelo, que así caracterizo por su brevedad y buen sabor,
aunque se trata de una obra en la que el drama –cómico en este caso– se expresa
esencialmente a través de la música, es decir una ópera.
La
ópera describe las aventuras mentales de una pareja de recién casados, el Conde
Gil y la Condesa Susanna. El Conde detesta el olor a cigarrillo, mismo que
percibe continuamente en su casa; estima que quien lo causa es un hipotético
amante de su joven esposa, aunque descubriremos que lo que el secreto de la
Condesa Susanna es el hecho de que ella es quien fuma. Al “confesar” el hecho,
su ahora amante esposo decide fumar también.
La
música, aunque de corta duración, unos 50 minutos destaca por la presencia de
alusiones al Preludio a la siesta de un Fauno de Debussy, que sugieren el
movimiento voluptuoso del humo expelido por Susanna, así como motivos cómicos
desde la obertura –sí, cuanta con una pequeña obertura que el director de
escena respetó sin introducir escenas graciosas como lo hacen muchos ponedores
– y la presencia recurrente de una gavota, que creo nació en Il crociato in Egitto del Meyerbeer
italiano, habiendo pasado por Manon y
llegando hasta la escena de Ascot de My
Fair Lady.
El
director de escena, Hernán del Riego, decidió poner la obra con el lenguaje de
los comics, impresos y en la televisión, logrando una espléndida producción. La
diseñadora de escenografía e iluminación, Xóchitl González y el diseñador de
vestuario y utilería, Mario Marín del Río, lograron un brillante trabajo, en
comunión total con el concepto.
La
ejecución vocal y actoral de Irasema Terrazas como Susanna y Josué Cerón como
el Conde Gil fue estupenda. Aunque breve, las partes de ambos cantantes no son
simples, de hecho, son muy demandantes en cuanto a la duración, rango y
variación de la dinámica durante sus largos solos. Alejandro Camacho como actor
mudo ayudó a subrayar la comicidad de la puesta en escena.
Gustavo
Rivero dirigió la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, formada por
becarios menores a los 30 años, es decir jóvenes de verdad. Bajo la batuta de
Rivero la orquesta logró una muy buena ejecución, destacando la del
clarinetista Luis Arturo Cornejo.
No
exagero al decir que pasé una gran tarde de domingo gracias a todos los
artistas que nos bridaron generosamente su trabajo.
©
Luis Gutiérrez R