Concierto de Elīna
Garanča en la Ciudad de México
Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, Enero 11 de 2017
El debut de Elīna Garanča en México, y América Latina, es
un acontecimiento de gran magnitud musical. Causó una gran expectación lo que
se vio reflejado en el lleno absoluto de los lugares “útiles” de la sala,
incluso más de la mitad de los lugares tras la orquesta estuvieron ocupados
–normalmente es una zona vacía a menos que sea usada para acomodar a un coro de
gran tamaño– lo que no se había visto desde el concierto de la Filarmónica de
Viena en 1980. Y esa expectación se vio premiada con un evento inolvidable.
Su participación inició con ‘Das chas nastal’ de Orlanskaya dieva de Tchaikovski, e
incluyó lo que serán dos de las tarjetas de visita de Elīna Garanča en los
próximos años, Santuzza y Dalila; ‘O mon Fernand’ de La favorite finalizó la primera parte del programa. La segunda
consistió en tres romanzas de zarzuelas y la Habanera y la Chanson Bohème de Carmen, que espero mantenga en su
repertorio al menos por unos años. También se incluyeron la obertura de Ruslan i Lyudmila, la bacanal de Samson et Dalila, la primera danza de La vida breve y el Preludio de Carmen.
Es cierto que cantar a la altura de la Ciudad de México,
2300 metros sobre el nivel del mar, no es sencillo; en adición, en invierno la
contaminación es mala constantemente. Ello afecta, normalmente, la afinación de
los cantantes y el ritmo de su respiración. Debo decir que yo oí un legato
inmaculado y una afinación cercana a la perfección. Elīna demostró una gran
inteligencia al diseñar un programa equilibrado en variedad y duración.
Pienso que las voces perfectas para los roles veristas son
feas y gritadas. Su Santuzza, en cambio, se oyó espléndida con su bella voz y
un dominio técnico de la dinámica asombroso. Por cierto, creo que quienes se
atrevan a cantar Turiddu tendrán una dura prueba escénica al justificar el
abandono de esta mujer.
Dos detalles mostraron otras facetas de esta gran artista.
Mostró su clase al cantar para quienes ocupaban el coro y los asientos
laterales, incluso dando la espalda momentáneamente a la luneta; al inicio de
la segunda parte del programa alguien desde el segundo piso le gritó “guapa” a lo
que ella contestó con una sonrisa apabullante.
No soy dado al uso exagerado de adjetivos, pero sé que hoy
me faltaron
La Orquesta Sinfónica de Minería, dirigida por Constantino
Orbelian, acompañó dignamente a la letona.
Finalizó citando a un colega que dijo: “hoy oímos el mejor
concierto del futuro de 2017”